La Vida es Dual y
Encuentra la Paz en el Equilibrio
Carlos Cardoso Aveline
Un eje simétrico es como el fiel de una balanza: alrededor de él hay factores diferentes y proporcionales que se compensan unos a otros.
La simetría es la expresión geométrica del equilibrio y de la justicia, y todo es simétrico en el universo y en el camino espiritual. Los ejemplos de ello son innumerables.
Hay un eje simétrico entre los dos hemisferios cerebrales del ser humano, y otro eje que establece el equilibrio entre el mundo sutil y el mundo manifestado.
En el plano físico, la tercera ley de Newton – la ley de acción y reacción – es la ley de la simetría. En el plano moral, las virtudes opuestas y complementarias, como el coraje y la prudencia, o la generosidad y el discernimiento, encuentran su punto de equilibrio en el eje simétrico que las une y las distingue.
Hay una simetría entre factores semejantes. Cuanto mayor es la sabiduría, mayor es la serenidad. El equilibrio recíproco entre los factores de la vida existe también en proporción inversa: cuanto mayor es la sabiduría, menor es la ignorancia; cuanto mayor es el discernimiento, menor es la imprudencia. De un modo u otro, todos los factores se equilibran y se compensan. Las etapas avanzadas del camino teosófico no son una excepción. Existe un eje simétrico en la relación entre los Maestros de Sabiduría y los estudiantes de filosofía esotérica, y un raja yogui de los Himalayas escribió en el siglo XIX:
“Cada paso que uno dé en nuestra dirección nos obligará a nosotros a dar uno hacia él”. [1]
Donde hay vida, hay necesidad de equilibrio. La simetría marca la construcción del cuerpo físico, de la cabeza a los pies. Al respirar, hay una simetría entre el aire que inhalamos y el aire que exhalamos. La existencia de ejes simétricos en las dimensiones sutiles del mundo expresa la ley de la armonización constante de todas las cosas, también conocida como Ley del Karma.
El concepto de Círculo de Pascal define el universo como un círculo cuya circunferencia no está en ningún lugar, y cuyo centro está en todas partes. [2] Podemos añadir que cada “centro” del universo es un punto de simetría que une dos rayos, iguales y opuestos entre sí.
El Equilibrio Entre Sembrar y Cosechar
Cuando decimos que “lo que se siembra, se cosecha”, estamos hablando de un proceso simétrico. Existe una simetría invisible entre el nacer y el morir, entre la infancia y la vejez, entre el cielo y la tierra, lo espiritual y lo material. El amor entre un hombre y una mujer constituye un todo simétrico: por eso puede crear otra vida. En cualquier situación dada, cuando encontramos el eje de simetría alcanzamos la comprensión, la plenitud y la paz.
En el círculo del zodíaco, cada signo tiene su opuesto simétrico. Las virtudes y lecciones de cada signo existen de manera simétrica y proporcional respecto a las lecciones y virtudes del signo directamente opuesto. Piscis enseña la percepción del todo, y Virgo enseña la percepción de los detalles. Tauro irradia estabilidad, y Escorpio inspira la transmutación. En Aries aprendemos a tener iniciativa y a luchar, y en Libra aprendemos la armonización que busca la justicia. Sagitario da lecciones sobre unidireccionalidad, y Géminis enseña la flexibilización. Capricornio transmite la disciplina y el rigor del maestro Saturno, y Cáncer transmite el amor y la sensibilidad de la Luna. Leo nos muestra cómo reunir; Acuario nos muestra cómo liberar, y cómo ser independientes.
Necesitamos todas estas lecciones. Por esto el alma humana hace una peregrinación habitando sucesivamente cada casa o “mansión” energética del cielo, y así aprende con cada uno de los puntos de vista, hasta conocer el centro de la rueda de la vida universal.
No solo el cuerpo humano tiene ejes simétricos, sino también el cuerpo de las plantas y de los animales. Lo que está a la izquierda es proporcional a lo que está a la derecha. Y cada ser es un resumen del planeta y del sistema solar. El eje de la Tierra es un eje simétrico. El movimiento diario de la Tierra en torno a su propio eje hace que se renueve continuamente el contacto del planeta con las fuerzas morales y espirituales que gobiernan el sistema solar. El movimiento anual de la Tierra alrededor del Sol también posee un eje simétrico, que se refleja, como vimos, en los pares de opuestos del zodíaco. Todo lo que hay en el universo se desenvuelve creativamente de acuerdo con la ley de la simetría, cuyo nombre más popular es ley del karma. El mundo emocional está lejos de ser una excepción.
La Simetría Mágica de los Sentimientos
Podemos encontrar un centro duradero de felicidad cuando comprendemos y trascendemos, en parte, la oscilación pendular de la vida entre el dolor y el placer.
Cada deseo personal tiende a provocar un dolor o frustración correspondiente, hasta que la suma de la experiencia acumulada de placer o dolor llega a cero.
Ningún dolor es eterno, y cada sufrimiento corresponde a un alivio. Al observar el juego de extremos, alcanzamos el punto de equilibrio del movimiento pendular de la vida, el cual está en el centro de nuestra consciencia: la felicidad consiste en estar sereno.
Nuestra responsabilidad kármica aumenta cuando evocamos el camino espiritual, y cuanto mayor sea ella, más exigente será la ecuación entre éxito y frustración en nuestra caminata por la vida. La austeridad enseñada por Saturno pasa entonces a ser fundamental. Una vez que hayas adoptado una meta noble, si no buscas a Tapah, la práctica de la austeridad, Tapah te buscará a ti.
Las “dificultades de la vida” que aparecen espontáneamente y sin que las invites son formas involuntarias de Tapah, y fueron generadas por el karma. Debemos agradecer a la Ley por ayudarnos a recorrer el Camino de la Austeridad incluso cuando huimos de él. De este modo descubrimos el equilibrio que está en el centro de todos los movimientos pendulares.
Kahlil Gibran escribió sobre la simetría de la vida emocional. En el libro “El Profeta”, él afirma:
“Cuando estéis tristes, mirad de nuevo en vuestro corazón y veréis que en realidad estáis llorando por aquello que ha sido vuestra alegría. Algunos de vosotros decís: ‘La alegría es mayor que la tristeza’, y otros diréis: ‘No, la tristeza es mayor’. Pero yo os digo que las dos son inseparables. Vienen juntas, y cuando una está sentada contigo en la mesa, la otra duerme en tu cama. En verdad, estáis suspendidos como balanzas entre vuestro dolor y vuestra alegría”. [3]
Esta es la ley de la bienaventuranza.
El verdadero bienestar se encuentra por encima del contraste entre las alegrías y las aflicciones. En el centro del eje simétrico está la llave de la felicidad incondicional.
NOTAS:
[1] “Las Cartas de los Mahatmas”, carta 65, página 523.
[2] Véase el texto “O Centro do Círculo de Pascal”, de Carlos Cardoso Aveline.
[3] Traducido de la edición en inglés: “The Prophet”, Kahlil Gibran, Senate, Singapore, 114 pp., 2004, pp. 36-37.
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El artículo “La Ley de la Simetría” es una traducción del portugués y ha sido hecha por Alex Rambla Beltrán, con apoyo de nuestro equipo editorial, del cual forma parte el autor. Título original y link: “A Lei da Simetria”. La publicación en español ocurrió el 07 de julio de 2020.
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