La Existencia de una División
Especial en el Movimiento Teosófico
 
 
Carlos Cardoso Aveline
 
 
 
Helena Blavatsky (1831-1891)  y John Garrigues (1868-1944)
 
 
 
¿Qué tipo de futuro debe ser la meta de los teósofos?
 
Esta cuestión quizás deba ser examinada una y otra vez, generación tras generación, por las personas dotadas de buena voluntad. Ella constituye un tema central para la acción de la Logia Independiente de Teósofos. Porque el tiempo es como una esfinge, y tiende a devorar a los que no dan una respuesta razonable al misterio de sus potencialidades.
 
El movimiento teosófico busca ayudar al nacimiento de la sabiduría en la vida de la humanidad actual.
 
Fue creado, por lo tanto, para vivir durante muchos miles de años. El movimiento es duradero, pero sus estructuras externas tienen una vida corta. Una visión clara de su deber a largo plazo es probablemente el “talismán mágico” con el que los teósofos pueden renovar el trabajo y la forma del movimiento, en cualquier época y lugar en que eso sea necesario.
 
En su texto de 1886 “The Organization of the Theosophical Society” (“La Organización de la Sociedad Teosófica”), Helena P. Blavatsky menciona los primeros momentos de la creación del movimiento.
 
Ella cuenta que los Maestros no les dijeron a los dos principales fundadores (H. S. Olcott y ella misma) lo que “tenían que hacer” para organizar el esfuerzo colectivo. Sin embargo, H. P. B. añade:
 
“Aunque a los dos fundadores no se les dijo lo que tenían que hacer, se les instruyó claramente sobre lo que no deberían hacer nunca, lo que tenían que evitar, y sobre aquello en que la Sociedad no debería convertirse jamás. Se les enseñó que las organizaciones eclesiásticas y las sectas cristianas y espiritistas eran algo muy diferente de lo que nuestra Sociedad tenía que ser en el futuro”. [1]
 
Al mismo tiempo, y en aparente conflicto con el punto anterior, H. P. B. explicó que debería haber un completo respeto por las creencias religiosas de cada persona.
 
El contraste entre las iglesias dogmáticas y el movimiento teosófico es un punto decisivo. La oposición a la fe ciega debe ser activa, y no pasiva, tal como indica el “cuarto objetivo del movimiento”, que H. P. B. describe en el mismo texto.
 
Al examinar la historia del esfuerzo teosófico, ella menciona sus varios objetivos tal como fueron definidos inicialmente. El primero era la fraternidad universal. Otro era ignorar barreras como las diferencias de raza, posición social o credo. Un tercer objetivo era estudiar filosofías orientales.
 
La cuarta meta era:
 
“Oponerse al materialismo y al dogmatismo teológico de todas las maneras posibles, demostrando la existencia de fuerzas ocultas en la naturaleza que son desconocidas por la ciencia, y la presencia de poderes psíquicos y espirituales en el hombre; intentando al mismo tiempo ampliar las perspectivas de los espiritistas al mostrarles que, durante la producción de fenómenos, hay otros, muchos otros agentes en acción además de los ‘espíritus’ de los muertos. Las supersticiones debían ser denunciadas y evitadas, y la existencia de fuerzas ocultas, benéficas y maléficas – que siempre están a nuestro alrededor y manifiestan su presencia de varias maneras -, debía ser demostrada con la mayor claridad posible”. [2]
 
Esta no fue una declaración aislada.
 
En el prefacio del primer volumen de la obra “Isis Sin Velo” está escrito lo siguiente:
 
“La obra que ahora sometemos al juicio público es el fruto de una relación en cierto modo cercana con adeptos orientales y del estudio de su ciencia. La dedicamos a los que están dispuestos a aceptar la verdad dondequiera que sea encontrada, y a defenderla, enfrentando los prejuicios populares. (…) El libro está escrito con toda sinceridad. Pretende hacer justicia y decir la verdad sin malas intenciones ni prejuicios. Pero no muestra clemencia por los errores entronizados, ni veneración por la autoridad usurpada”. [3]
 
Blavatsky expandió este planteamiento en los párrafos finales del prefacio a la parte II de “Isis”:
 
“Siendo un análisis de las creencias religiosas en general, este volumen se dirige particularmente contra el cristianismo teológico, el principal oponente de la libertad de pensamiento. No contiene ninguna palabra contra las puras enseñanzas de Jesús, pero denuncia implacablemente su degradación en perniciosos sistemas eclesiásticos que son desastrosos para la fe del hombre en su inmortalidad y en su Dios, y que subvierten toda moralidad”.
 
Y también:
 
“Desafiamos a los teólogos dogmáticos que quieren esclavizar a la historia y a la ciencia, y especialmente al Vaticano, cuyas pretensiones despóticas se han vuelto odiosas para la mayor parte de la cristiandad iluminada. Dejando el clero aparte, nadie sino el individuo lógico, el investigador, el explorador intrépido debería estudiar libros como este. Tales buscadores de la verdad tienen coraje para defender sus opiniones”. [4]
 
Esta visión general de la tarea teosófica debe ser complementada por una información más específica, relacionada con los niveles esotéricos del movimiento.
 
En las “Cartas de los Mahatmas” hay algunas frases como mínimo significativas, en un mensaje recibido por el señor Alfred Sinnett durante el mes de marzo de 1882:
 
“Incluso existe un departamento en la Sociedad Teosófica dirigido por un Hermano griego, acerca del cual nadie de la Sociedad tiene la menor sospecha, excepto la Vieja Dama y Olcott; e incluso él, sólo sabe que este departamento está progresando, y de vez en cuando ejecuta una orden que yo le envío relacionada con el mismo”. [5]
 
Este pasaje puede ser asociado a otro fragmento de una carta de un Maestro, recibida por Sinnett apenas dos meses antes, en enero de 1882. Las siguientes palabras fueron escritas por D. K., por orden de un Adepto:
 
“También debo decirle que en cierto señor Bennett, de América, que pronto llegará a Bombay, puede usted reconocer a una persona que, a pesar de su provincialismo nacional, que usted tanto detesta, y de su pronunciada inclinación hacia el ateísmo, es uno de nuestros agentes (cosa que él desconoce) para llevar a la práctica el plan para la liberación del pensamiento occidental  de las creencias  supersticiosas”.[6]
 
Debemos observar la confluencia de dos hechos: la meta – que corresponde al cuarto objetivo – es liberar el pensamiento occidental de los dogmas religiosos; y hay una división en el movimiento teosófico bajo la dirección de un Adepto griego, es decir, occidental.
 
En “Isis Sin Velo”, H. P. B. escribe sobre el movimiento teosófico:
 
“El objetivo de sus fundadores era hacer experiencias prácticas sobre las fuerzas ocultas de la naturaleza, y recopilar y diseminar entre los cristianos información sobre las filosofías religiosas orientales. Más tarde, se ha decidido dar a los ‘pobres e ignorantes paganos’ evidencias de los resultados prácticos del cristianismo, con el fin de que las comunidades en las que trabajan los misioneros conozcan los dos lados de la historia. Con este propósito, se han establecido relaciones con asociaciones e individuos por todo el Oriente, a los cuales se les ofrecen relatos auténticos de los crímenes y delitos eclesiásticos, de los cismas y herejías, controversias y litigios, diferencias doctrinales y críticas y revisiones bíblicas; relatos que abundan constantemente en la prensa de la Europa y la América cristianas. (…) También hay mucho que decir sobre la conducta de los misioneros a aquellos que los apoyan”. [7]
 
El movimiento teosófico no fue creado para permanecer en silencio ante los fraudes de la “cristiandad” de los cardenales, y tampoco para huir del deber de corregir sus propios errores.
 
La autocrítica es fundamental, porque los peligros y obstáculos nunca son exclusivamente externos. William Q. Judge tuvo motivos para incluir el dogmatismo, el sacerdotismo y el materialismo entre las principales posibilidades de fracaso para el movimiento teosófico.[8]
 
Afortunadamente, los errores no son permanentes, y siempre pueden ser corregidos. Este es un hecho decisivo, ya que vastos sectores del movimiento fracasaron. La derrota comenzó durante la vida de H. P. Blavatsky, lo que probablemente acortó la duración de su vida física. El texto “Por Qué No Vuelvo a la India”, de H. P. B., es una de las evidencias de ello. Durante el siglo XX, varios grupos “teosóficos” expandieron el error. Llegaron hasta el punto de fabricar una “Iglesia Católica Liberal” y otras organizaciones que imitan al Vaticano.
 
A pesar de los obstáculos, el movimiento teosófico esencial sobrevivió.
 
La Logia Unida de Teósofos y estudiantes y trabajadores voluntarios independientes, situados en los distintos continentes, desempeñaron un papel decisivo para preservar el sentido común y las enseñanzas originales.
 
En 1932, la carta anual de la LUT decía:
 
“La pseudoteosofía y los pseudoteósofos siempre han causado destrucción en el movimiento, engañando y desorientando a las personas sinceras pero incautas. Hoy, al igual que en la época en que H.P.B. y el señor Judge vivían, continúan habiendo individuos que, consciente o inconscientemente, se esfuerzan para obtener ganancias personales aprovechándose de las enseñanzas de la teosofía. Así como es necesario discernir entre la teosofía genuina y la teosofía espuria, hay también la necesidad de distinguir entre los intentos genuinos y los intentos espurios de construir un sentimiento de fraternidad entre las Sociedades Teosóficas”.
 
La carta – que muy probablemente fue escrita por John Garrigues – continúa diciendo:
 
“No puede haber una base verdadera de ‘confraternización’ entre los que no solo hacen añadiduras y diluyen las enseñanzas de H.P.B., sino que las contradicen, y aquellos que reconocen que en ‘La Doctrina Secreta’, como ella dijo, ‘está contenido todo lo que puede darse al mundo en este siglo’, y que ‘tendrán que pasar siglos antes de que se publique mucho más que eso’. Pero debería haber, y siempre ha habido, una fraternidad genuina sentida y manifestada por todos los asociados de la Logia Unida de Teósofos hacia todos los colegas estudiantes del Mensaje de H.P. Blavatsky, dejando a un lado las consideraciones menores y las circunstancias de afiliación. Esta fraternidad verdadera fue un factor principal en la fundación de la Logia Unida, y de ello dan testimonio la Declaración y la historia de ella”. [9]
 
Robert Crosbie mostró la gran similitud entre “el modo en que los jesuitas desorientaron a la masonería” y la manera en que los pseudoteósofos se infiltraron en el movimiento esotérico fundado por HPB, Henry Olcott y William Q. Judge. Después de mencionar la acción de los jesuitas en la masonería, Crosbie escribió:
 
“Ellos ingresaron en ella, obtuvieron sus secretos, inventaron ‘grados más elevados’ para desviar la atención de lo que había de esencial en los grados anteriores, y gradualmente la volvieron inocua e incapaz de conducir al conocimiento que ellos temían. Mucho de lo que está sucediendo y ha sucedido en la sociedad (…) parece llevar a una paralización inocua. Esta es la manera en que trabajan las fuerzas brahmánico-jesuíticas, y alguien cuya mente se guía por las apariencias no es capaz de percibir los hechos, ni de creer en ellos si es advertido”. [10]
 
Ha habido a lo largo del tiempo una línea interna de acción en el movimiento teosófico. Ella es sustentada por los trabajadores que no ponen su comodidad personal por encima de la verdad, y combaten las ilusiones a medida que estas surgen, sea dentro de sí mismos o en la acción colectiva. Estas personas desempeñan un papel central en la preservación del corazón del movimiento, y el corazón es, naturalmente, mucho menor que el cuerpo externo y trasciende sus aspectos burocráticos.
 
El estudiante que tiene en cuenta los hechos antes mencionados tal vez se pregunte:
 
“¿Cómo se puede describir en pocas palabras lo que ha ocurrido desde la muerte de HPB en 1891, y proponer una perspectiva correcta para el futuro?”
 
Una respuesta formulada con sentido común podrá incluir estos siete puntos:
 
PRIMERO
 
Poco después de 1891, el movimiento dejó de interactuar con el mundo externo tan intensamente como antes. Perdió el contacto más amplio con “la gran huérfana”, la humanidad como un todo. Se cerró en parte como una secta interesada, sobre todo, en la autopreservación.
 
SEGUNDO
 
Simultáneamente, el movimiento dejó de criticar a las religiones dogmáticas. Se olvidó del “cuarto objetivo”. Dejó de lado los documentos que muestran la importancia de combatir el dogmatismo de las religiones exotéricas, como por ejemplo la “Carta de Prayag” (la carta número 134 de “Las Cartas de los Mahatmas”), la carta número 10 de “Las Cartas de los Mahatmas”, y el texto completo de la carta de 1900, entre otros. [11]
 
TERCERO
 
Habiendo desarrollado una actitud de apego a la comodidad, el movimiento se volvió cada vez más dividido y fragmentado por razones relacionadas con la “lucha por el poder político”.
 
CUARTO
 
Diferentes sectores del movimiento comenzaron a buscar una sensación de seguridad y estabilidad a través de la uniformidad de pensamiento, olvidando así que la seguridad real solo puede ser encontrada si hay coraje para aceptar la diversidad y el contraste.
 
Eso llevó a un “quietismo teosófico”, una especie de “inmovilización mística del alma”, hecho que ya fue denunciado en las Cartas de los Mahatmas. Un Maestro dice lo siguiente respecto del movimiento teosófico en Inglaterra, a principios de la década de 1880:
 
“… La S.T. Británica no avanza prácticamente un paso. Sus miembros pertenecen a la Fraternidad Universal solamente de nombre, y tienden, en el mejor de los casos, hacia el Quietismo – esa absoluta parálisis del Alma. Son intensamente egoístas en sus aspiraciones y no conseguirán otra cosa que la recompensa a su egoísmo”. [12]
 
QUINTO
 
Los ritualismos ilegítimos como la “masonería leadbeateriana”, la Iglesia católica “teosófica” y el “Rito Egipcio” han estado perdiendo importancia en la ST de Adyar. Esto ocurre desde 1953, cuando N. Sri Ram asumió el liderazgo. En el siglo XXI, los mecanismos de encubrimiento de la verdad histórica y de la propuesta original ya son claramente insostenibles.
 
SEXTO
 
A pesar de las limitaciones, una parcela del movimiento ha estado volviendo a aproximarse gradualmente al programa original de la literatura auténtica. El proceso es lento. El origen de esta tendencia histórica está relacionado con la formación de la Logia Unida de Teósofos en 1909.
 
De esta dinámica renovadora forma parte la Logia Independiente de Teósofos, creada en 2016, exactamente ciento siete años después de la fundación de la LUT.
 
Aunque la LIT trabaja sobre todo en el nivel de las causas, ya hay algunos resultados visibles del esfuerzo, que comenzó años antes de su organización formal. La pequeña Logia Independiente busca ser una llama viva de estudio y vivencia de la filosofía del movimiento.
 
SÉPTIMO
 
Las mayores potencialidades del movimiento aún tienen que ser desarrolladas.
 
Ellas incluyen el hecho de que, si el movimiento percibe su responsabilidad esencial hacia el mundo tal como este es hoy, él crecerá desde el punto de vista espiritual y ético y se liberará fácilmente de las motivaciones pequeñas y personales, abandonando al mismo tiempo la creencia ciega y el apego sordo.
 
Estimular este proceso es una meta de la Logia Independiente.
 
Así el movimiento podrá ejercer la compasión universal con fuerza renovada. Será capaz de aceptar la verdad y los inevitables contrastes, rescatando el cuarto objetivo formulado por HPB,  al mismo tiempo que se libera de sus apéndices ritualistas.
 
La Sociedad Teosófica no es la única propietaria de los errores del movimiento. Los méritos y aciertos del movimiento tampoco pertenecen únicamente a esta o aquella agrupación. No hay separación interior entre los miembros de la humanidad, y no existe una división real en el movimiento teosófico. La fragmentación que ha ocurrido desde 1891 es mucho más aparente que real. La unidad es dinámica. El progreso o derrota espiritual de cada uno es un factor vivo que ayuda y perjudica a todos los demás.
 
El camino ocultamente más peligroso es casi siempre aquel que parece ser el más fácil y el más cómodo de todos.
 
Los Pocos pioneros que saben lo que quieren y tienen una meta noble abren camino al futuro y marcan la diferencia avanzando a través de situaciones aparentemente áridas.
 
NOTAS:
 
[1] “The Organisation of the Theosophical Society”, en “Theosophical Articles”, H. P. Blavatsky, Theosophy Co., Los Angeles, 1981, edición en tres volúmenes; véase el vol. I, pp. 223-224. El texto está también en el volumen “The Original Programme of the Theosophical Society”, H. P. Blavatsky, TPH, India, 1974, 76 pp.
 
[2] “The Organisation of the Theosophical Society”, en “Theosophical Articles”, H. P. Blavatsky, Theosophy Co., Los Angeles, 1981, vol. I, p. 223.
 
[3] Isis Unveiled, vol. I, p. V.
 
[4] Isis Unveiled, vol. II, p. IV.
 
[5] Las Cartas de los Mahatmas, Editorial Teosófica, Barcelona, España, 1994, carta 47, p. 389.
 
[6] Las Cartas de los Mahatmas, Editorial Teosófica, Barcelona, España, 1994, carta 37, pp. 358-359.
 
[7] Isis Unveiled, vol. I, pp. XLI y XLII.
 
[8] “Suggestions to Branches”, un artículo incluido en “Theosophical Articles”, William Q. Judge, edición en dos volúmenes, Theosophy Co., Los Angeles, 1980, volumen II, pp. 163-172.
 
[9] Una copia de la carta de la LUT de 1932 está publicada en nuestros sitios web asociados. Ella forma parte de la compilación de cartas anuales de la LUT titulada “The ULT Day Letters, 1931-1960”.
 
[10] “The Friendly Philosopher”, Robert Crosbie, Theosophy Company, 1945, 416 pp., carta doce, sección “Living the Life”, p. 161. 
 
[11] La carta 10 está publicada con el título de Los Maestros Enseñan Que No Hay Dios. Véase también la carta de 1900, en portugués o en inglés.
 
[12] Las Cartas de los Mahatmas, Editorial Teosófica, Barcelona, 1994, carta 28, p. 303. Hemos corregido un pequeño error de traducción en esas líneas. La palabra inglesa “but”, en este contexto, significa “solamente”.
 
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El artículo “El Cuatro Objetivo de los Teósofos” es una traducción del portugués y ha sido hecha por Alex Rambla Beltrán, con apoyo de nuestro equipo editorial, del cual forma parte el autor. Texto original: “O Quarto Objetivo dos Teosofistas”. La publicación en español ocurrió el 27 de marzo de 2021.
 
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