Proclama el Andinismo la Vuelta a la Pureza
Primitiva, al Candor de las Almas Campesinas
Luis E. Valcárcel
Escena de 1896 en una aldea peruana
* De los Andes irradiará otra vez la cultura.
* El andinismo es mucho más que una bandera política; es, sobre todo, una doctrina plena de mística unción. Solo con la fe de los iniciados, con el ardor de los prosélitos, el andinismo surgirá para encerrar en su órbita todo lo que los Andes dominan desde su altitud majestuosa.
* De los Andes tienen que nacer, como nacen los ríos, las corrientes de renovación que transformen el Perú. [1]
* En la sangre india están aún todas sus virtudes milenarias.
* Somos dueños de una de las más hermosas regiones del globo; la sierra y la montaña prodigan su belleza, como si no fuese bastante con la utilidad de sus ricos y múltiples productos, de todos los climas.
* Podemos vivir en abundancia y bienestar. No nos torturan abismantes inquietudes. La tierra excede, prolífica y maternal, a nuestras necesidades presentes y futuras.
* El virus moderno del parasitismo elegante penetra al Perú por la puerta abierta de su capital europeizada.
* Hay que oponer a la suicida tendencia de la vida muelle la ley universal del trabajo, instituida como uno de los fundamentos de la grandeza inkaica.
* El andinismo es el amor a la tierra, al sol, al río, a la montaña. Es el puro sentimiento de la naturaleza. Es la gloria del trabajo que todo lo vence. Es el derecho a la vida sosegada y sencilla. Es la obligación de hacer el bien, de partir el pan con el hermano. Es la comunidad en la riqueza y el bienestar.
* Es la santa fraternidad de todos los hombres, sin desigualdades, sin injusticias.
* El andinismo es la promesa de la moralidad colectiva y personal, la poderosa, la omnipotente reacción contra la podredumbre de todos los vicios que van perdiendo a nuestro país.
* Proclama el andinismo su vuelta a la pureza primitiva, al candor de las almas campesinas. Andinismo es agrarismo; es retorno de los hijos pródigos al trabajo honesto y bendito bajo el gran cielo; es la purificación por el contacto con la tierra que labraron con sus manos nuestros viejos abuelos los Incas.
* Solo una gran virtud personal; un titánico esfuerzo de moralidad puede salvarnos.
* Sabemos ya por la sociología relativista, que en el mundo se han desarrollado, como grandes organismos, las culturas sometidas a las leyes generales de la vida: nacimiento, desarrollo y muerte.
* Son las culturas seres específicos plasmados con caracteres propios e inconfundibles. Como los astros en el cosmos, las culturas en el mundo espiritual son las creaciones máximas de cuya energía se nutren pueblos e individuos.
* Cada personalidad, cada grupo, nace dentro de una cultura y solo puede vivir dentro de ella, como el pez en el agua. Esta relación universal entre el ser vivo y la naturaleza que le rodea se resuelve con el problema de la cultura. Vamos por la tierra con nuestro propio mundo a cuestas; conocemos, pensamos, sentimos según el conocer, el pensar y el sentir de la propia cultura. No existe el Hombre abstracto, no ha vivido nunca el ente de razón que ha creado el absolutismo filosófico.
* Somos hijos, es decir, herederos de un ser que la Naturaleza y la Cultura han formado. La generación espontánea, la mutación, la vida sin historia repugnan, pues, a nuestra mente.
* La cultura inkaica es un organismo original. Aparece en el mundo precolombino con todos los caracteres de los sublimes productos de este connubio perpetuamente renovado entre la Tierra y el Hombre.
* Los Andes son la inagotable fuente de vitalidad para la cultura del Perú. No perdieron los incas ni los indios de hoy han perdido su engarce telúrico. Conviven con la montaña y con el río, prolongan su sociabilidad a lo infrahumano y se confunden, en la nebulosa panteísta, con cuanto les rodea.
* La intelectualidad de las sierras ha emprendido la gran cruzada indianizante. Bajan de los Andes los arroyos purificadores que mañana serán los Amazonas soberbios da la Nueva Edad Americana. Crece el orgullo de sentirnos herederos de una gran cultural original, y de un extremo a otro del continente se mueven los precursores para proclamar la emancipación del Espíritu Colombino. En Buenos Aires se saluda con el fervor de los fanáticos prosélitos de un culto vital el advenimiento del Arte Inkaico. Y desde Montevideo hasta Nueva York se deslizan las ondas sonoras del Himno del Sol.
* El día que todas las conciencias sientan nacer el orgullo de ser de esta madre sublime – la Raza – que aguarda largos siglos la hora de su rehabilitación, habrá desaparecido el problema indígena.
* Los indios, señores de la tierra, elevados a nuestros ojos por la vivificación de la vieja cultura, volverán al hogar común como el hermano injustamente despreciado y preterido que reocupa su sitio, impuesto su derecho de vástago legítimo.
* Ilusión perniciosa, engaño interesado pensar que el indio puede redimirse por una ley o unos cuantos decretos. No es la obra de un hombre ni de una generación.
* Solo un gran amor fraternal, comprensivo, uno de estos amores que arrancan de la génesis de la especie y son el grito de la sangre, tendrá el poder de Salvar al Perú, dignificando al indio.
NOTA:
[1] Y otros países andinos. La teosofía afirma que las civilizaciones del pasado contienen las semillas de las civilizaciones futuras. (CCA)
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El texto “El Ideario de los Andes” fue publicado en los sitios web asociados el 01 de agosto de 2022. Consta de párrafos seleccionados del texto “Ideario”, que está en las páginas 103-111 del libro “Tempestad en los Andes”, de Luis E. Valcárcel, Editorial Universo, Lima, Perú, edición de 1975, 183 páginas. La primera edición de la obra es de 1928. La segunda, de 1972.
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