Examinando el Hábito Innecesario
de los Pensamientos y Actos Insensatos
Carlos Cardoso Aveline
Uno de los pensamientos que merecen ser contemplados desde varios ángulos es el de que, en la vida humana, la afinidad es, a menudo, más fuerte que el razonamiento.
En muchas situaciones, el consenso y los sentimientos colectivamente compartidos derrotan con facilidad a la voz de la conciencia y eliminan cualquier percepción sobria y equilibrada de los hechos. Entonces, las personas prefieren actuar como autómatas. La insensatez es agradable para la mente instintiva.
Es cierto que no es ninguna novedad el hecho de que las masas de todas las naciones tienden a confiar más en el instinto que en la razón abstracta. Este es el quid de la cuestión en la propaganda, la cual parece gobernar las sociedades modernas. En gran medida, la economía de consumo se basa en la manipulación controlada y deliberada de los instintos y las mentes de las personas a través de la propaganda con el fin de sacarles el dinero de los bolsillos y conseguir su obediencia. George Orwell estudió esto con suficiente claridad.
Sin embargo, no me estoy refiriendo al proceso sociológico a gran escala, sino a los tristes fracasos del movimiento teosófico.
Produce una especie de perplejidad examinar algunas de las políticas de las principales instituciones del movimiento teosófico cuando las actitudes irresponsables aniquilan la capacidad de las personas de pensar por sí mismas.
Veamos un ejemplo práctico.
La mayoría de lectores que están familiarizados con la literatura teosófica saben que la secta Ningma o Dug-pa, que actúa en el Tíbet y otros lugares, es contraria al trabajo de los Maestros de Sabiduría. Este hecho se afirma en muchos lugares de la literatura teosófica.
Por otro lado, todo el mundo sabe que el “Libro Tibetano de los Muertos”, publicado por el Sr. Evans-Wents, es Ningma en lo que respecta a su contenido y finge enseñar a la gente cómo evitar la ley del karma y la ley de la acción responsable.
Asimismo, cualquier estudiante es consciente del hecho de que los Maestros de Sabiduría se definen a sí mismos como los servidores humildes de la Ley Una, y tratan pacientemente de enseñar e inspirar a los teósofos y a la humanidad con la ética.
Y, aun así, semejante libro Ningma es ampliamente difundido – desde el primer tercio del siglo XX – en círculos teosóficos y esotéricos cuyos líderes fingen seguir las enseñanzas de los Maestros.
Las logias teosóficas actúan como si leer y absorber el absurdo contenido del “Libro Tibetano de los Muertos” fuese un acto elegante, intelectualmente elevado y teosóficamente sofisticado.
Sin duda, desde que Annie Besant abandonó las enseñanzas originales y la ética de la teosofía en la década de 1890, ha habido afinidad entre ciertos círculos de teósofos nominales y los miembros de la secta Ningma.
Este hecho no puede sorprender a los pensadores independientes.
Además, Carl G. Jung, un distinguido servidor del gobierno nazi en la Alemania de la década de 1930 y alguien que negó la ética durante toda su vida, es uno de los iconos de la espiritualidad ficticia en las naciones occidentales y tuvo éxito en abrir las puertas del esoterismo superficial a los Ningmas en general, y al “Libro Tibetano de los Muertos” en particular.
Estos son hechos bien establecidos.
Pero, que una gran cantidad de teósofos nominales, casi todos sinceros, estudien la teosofía de Blavatsky y de los Maestros al mismo tiempo que absorben las ideas de los libros Ningmas es el ejemplo supremo de la insensatez en pensamiento y acto.
Con el fin de vivir su afinidad subconsciente con hechiceros moralmente ciegos que son bien conocidos por ser adversarios feroces de la teosofía, docenas de teósofos influyentes olvidan el razonamiento; la voz de la conciencia, que apunta hacia la bondad, la sinceridad y el altruismo, es silenciada; se da la bienvenida a boicoteadores ostensivos del trabajo de los Maestros; e incluso los teósofos experimentados perciben tales hechos y fingen no verlos, porque defender la ética puede parecer políticamente incorrecto a algunos.
El pobre movimiento teosófico se merece algo mejor. Debería surgir, de nuevo, algo de discernimiento y de respeto por la verdad. Una nueva ola de sentimientos éticos y pensamientos autorresponsables puede nacer. El amor por la justicia impersonal protege a los verdaderos estudiantes de la filosofía esotérica.
Om, Shanti.
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El artículo “El Sentido Común en los Círculos Teosóficos” es una traducción del inglés y la tarea ha sido hecha por Alex Rambla Beltrán, con apoyo de nuestro equipo editorial, del cual forma parte el autor. Texto original: “Common Sense in Theosophical Circles”. La publicación en español ocurrió el 30 de abril de 2023.
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