La Ecuación de la Dualidad Entre Cielo y Tierra
Carlos Cardoso Aveline
Mercurio rige al signo flexible y
adaptable de Géminis, cuyo elemento es el aire
El signo de Géminis comienza en torno al 21 de mayo y refuerza en el ser humano la versatilidad, la amabilidad y una cierta astucia.
Mil caminos se abren en esta región del zodíaco. Las ideas hierven. El alma parece querer avanzar en todas las direcciones al mismo tiempo. Géminis es el signo de la mente ágil y el discurso incesante.
Para los pueblos que viven en el hemisferio norte, es durante la atmósfera maleable de Géminis cuando la primavera da lugar al verano. El estado de espíritu conservador de las semanas anteriores, que forman el territorio de Tauro, es sustituido ahora por una flexibilización general, por la voluntad de aprender, la curiosidad y el placer de adaptarse a las circunstancias para alcanzar mejor las metas.
Surge una alianza entre el alma y el momento inmediato. La meta es garantizar que la vida se desarrolle en relativa paz desde el punto de vista del corto plazo.
En todos los signos del zodíaco, la eficiencia de la acción humana depende de la cantidad y calidad de la experiencia acumulada por el alma a lo largo de las encarnaciones. En cada vuelta de la energía de la vida alrededor del ciclo zodiacal, algunos aspectos son perfeccionados.
Aries inaugura el nuevo ciclo anual de acción y esfuerzo. Tauro, el segundo signo, da persistencia a aquello que se hace. Géminis expande la rapidez y la mutabilidad de la forma. Al mismo tiempo, enseña la capacidad de ver cada cosa sin olvidarse de las demás.
Regido por el planeta mercurio, Géminis libera la vida, hace que ella se relaje y se expanda en muchas direcciones al mismo tiempo. [1] En mitología, Mercurio es el mensajero de los dioses. Él transmite las noticias, y Géminis es el signo de la interacción, del diálogo, de la comunicación.
Son géminis, entre otros pensadores, Ralph Waldo Emerson (1803-1882), Alexandre Pushkin (1799-1837) y O. S. Marden (1848-1924).
No faltan escritos astrológicos que califican a Géminis como un signo superficial, limitado a puntos de vista egocéntricos. Cada astrólogo se sintoniza con aquello que consigue ver. Lo cierto es que las diferentes regiones del zodíaco son escaleras hacia el cielo y todas ellas ofrecen oportunidades de aprendizaje espiritual.
Visto filosóficamente, Géminis es un aula en la que se transmite el conocimiento divino. En este signo hay una renuncia sagrada, una trascendencia espiritual. El espíritu vivo y colectivo del planeta Mercurio es un protector de nuestra humanidad. Este cuerpo celeste, el más próximo al Sol, está esotéricamente asociado a Buddha y a la sabiduría eterna. [2]
En el ciclo cósmico actual, el comienzo del signo de Géminis está bajo la influencia de la bendición de las Pléyades. Este hecho es más fácil de percibir para quien recorre conscientemente el camino de la sabiduría.
El momento de síntesis y transición entre la consistencia de Tauro y la flexibilidad de Géminis brinda una experiencia natural de bienaventuranza. El paso a través de esta puerta del tiempo coincide con la dimensión sagrada del punto culminante de la primavera, en el hemisferio norte, y también con la renuncia que el alma lleva a cabo durante el auge del otoño, en el hemisferio sur.
Cástor y Pólux
Géminis es un signo dual, y las leyendas sobre él mencionan a dos hermanos idénticos del mundo de los dioses y semidioses.
En “La Doctrina Secreta”, Helena Blavatsky aborda el lado oculto de la lección de Géminis. De acuerdo con el libro XI de la Odisea, Leda da a luz a dos hijos gemelos “de corazón valiente”. Sus nombres son Cástor y Pólux.
Blavatsky escribe:
“Júpiter les otorga un don y un privilegio maravillosos. Son semi-inmortales: viven y mueren, cada uno alternadamente, cada día. (…) los hermanos gemelos son un símbolo astronómico, y representan el Día y la Noche. Sus dos esposas, Febe e Hilaeira, personifican la aurora y el ocaso”.
En otra narración mitológica, explica Blavatsky, Cástor y Pólux representan al hombre dual en sus aspectos inferior (mortal) y superior, o inmortal. Cada uno de ellos tiene que “morir” alternadamente para que el otro viva.
De hecho, la vida humana es una combinación intermitente de la inteligencia divina con la inteligencia terrestre. En determinado momento, el foco de la consciencia está en la inteligencia celeste; en el momento siguiente, el foco se concentra en la inteligencia terrestre.
La mutación de la forma es un misterio de Géminis. Esta dualidad, afirma Blavatsky, representa también la transición evolutiva desde la etapa del hombre-animal hacia la etapa superior del hombre divino, que, aun siendo divino, posee también un cuerpo físico animal.
Cástor es un guerrero mortal y por eso representa al yo inferior. Pólux es inmortal y simboliza al yo superior. En cierta ocasión, Cástor es herido gravemente en combate. Al ver a su hermano agonizando, Pólux pide a Zeus que le haga morir también, para que pueda permanecer junto a su hermano.
Zeus responde que Pólux no puede morir, porque es inmortal. Pero le ofrece una solución intermedia: él y su hermano podrán vivir alternadamente, uno durante el día y el otro durante la noche. [3]
Esta es una alegoría de la reencarnación. Durante cada existencia física, reina Cástor, el hermano mortal. Durante la existencia espiritual, en el Devachán, entre una encarnación física y otra, reina Pólux, el gemelo inmortal. La vida de cada uno de ellos determina y complementa la vida del otro.
La leyenda de los dos hermanos transmite una lección de devoción fraternal y de cooperación entre cielo y tierra. En Géminis, como en todos los signos del zodíaco, queda claro que para comprender las lecciones del cielo es necesario percibir la diversidad y la unidad de los varios niveles de la consciencia humana. [4]
El alma espiritual y el alma terrestre están unidas por Antahkarana, el puente y la síntesis entre cielo y tierra. Ellas aprenden una de la otra. Son compañeras de evolución. Son dos, pero están hechas cada una a imagen de la otra.
La Coherencia y los Espíritus del Aire
Al abordar la relación de los signos con los elementos, Stephen Arroyo cita a Paracelso. Los espíritus de la naturaleza que corresponden al elemento aire son los silfos, y ellos pueden ser controlados a través de la práctica de la constancia.
Arroyo esclarece:
“… Una actitud definida y consistente ante la vida es algo que los signos de aire harán bien en desarrollar. Asumir un compromiso con determinación firme es difícil para los signos de aire [Géminis, Libra y Acuario], pero es un paso importante para su evolución”. [5]
Cuando es encarada desde el punto de vista de la sabiduría eterna, la energía de Géminis expresa el contraste creativo y lúdico entre la atmósfera terrestre y la atmósfera celeste, entre el vuelo pequeño del alma animal y el vuelo elevado del alma inmortal. Para comprender el misterio de la vida, uno debe conocer ambos lados de la ecuación. Y tener una profunda autodisciplina.
Cuando está protegida por una ética sólida, la energía de Géminis acelera el aprendizaje del alma.
La flexibilidad de Géminis debe estar asociada a la firmeza de principios morales y a la estabilidad de acción en la búsqueda de metas elevadas. Siempre que eso ocurre, el hecho de ser maleable constituye una herramienta útil para el aprendizaje, y permite avanzar hacia la victoria de la sabiduría.
NOTAS:
[1] Véase el artículo “La Lección del Sol en Tauro”.
[2] Véase “Isis Unveiled” (“Isis Sin Velo”), de H. P. Blavatsky, volumen II, p. 132.
[3] “The Secret Doctrine”, volumen II, páginas 121-123. Véase también el “volumen I, p. 366”. En el fragmento que menciona a las esposas de los gemelos, Boris de Zirkoff establece en su edición de la obra el nombre correcto de la personificación del ocaso: Hilaeira.
[4] En “Los Siete Principios de la Consciencia” se lleva a cabo un estudio sobre los diferentes niveles de percepción del alma. El vínculo entre el alma mortal y el alma inmortal es discutido en el artículo “El Puente Entre el Cielo y la Tierra”.
[5] Fragmento del libro “Astrology, Psychology and the Four Elements”, subtítulo “An Energy Approach to Astrology & Its Use in the Counseling Arts”, obra de Stephen Arroyo, M.A., CRCS Publications, California, EUA, 191 pp., 1975, ver p. 107.
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El artículo “La Lección del Sol en Géminis” es una traducción del portugués. El trabajo ha sido hecho por Alex Rambla Beltrán, con apoyo de nuestro equipo editorial, del cual forma parte el autor. Texto original: “A Lição do Sol em Gêmeos”. La publicación en español ocurrió el 13 de junio de 2021.
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