Nazismo, Fascismo y el
Movimiento Teosófico en el Siglo Veinte
Carlos Cardoso Aveline
Escena de Londres después de un bombardeo Nazi
“Formar el núcleo de una Fraternidad Universal,
sin distinciones de raza, credo, sexo, casta o color.”
[El primero y principal objeto del movimiento teosófico,
que fue fundado en 1875, en la ciudad de Nueva York, EUA.]
En un mundo todavía dominado en gran parte por el fanatismo y las religiones ritualistas, es muy natural que el movimiento teosófico – un extintor no-violento de ilusiones – se vea atacado de varias maneras, sea desde adentro o desde afuera.
Como ejemplo de tales ataques tenemos una variedad de textos sin fundamento en los cuales se acusa al movimiento teosófico de haber tenido simpatías por el Nazismo o por el fascismo. Existen varias fuentes de desinformación acerca del tema de la Teosofía y el hitlerismo, y parece pertinente presentar evidencias sobre la verdadera relación entre ellos, incluyendo el periodo de la Segunda Guerra Mundial.
El nazismo profanó los símbolos sagrados de la India con propósitos egoístas. Los líderes nazis practicaron algún tipo de hechicería anti-humanística y tenían mucho en común con el disfrazado “misticismo del odio y la violencia” que fue cuidadosamente desarrollado por los jesuitas y usado por el Vaticano desde el siglo XVI. Por supuesto que el Vaticano siempre ha estado en contra de la Teosofía pues esta propone la fraternidad universal y denuncia y combate toda forma de dogmatismo religioso.
Generalmente los hechos hablan por sí mismos, así que comenzaremos examinando, país por país, la situación que prevalecía durante la Segunda Guerra Mundial.
* En mayo de 1940, la Sección de la Sociedad Teosófica de Adyar de Holanda fue cerrada justo después de la invasión alemana. Las actividades teosóficas siguieron privada y clandestinamente, a pesar de haber sido prohibidas por los invasores nazis. [1]
* En Bélgica, el 10 de mayo de 1940, tuvo lugar un intenso bombardeo de Bruselas. Después entraron los nazis y robaron y destruyeron todas las logias y bibliotecas privadas. Josephine Ransom escribió que la Secretaria General, señorita Serge Brisy, junto con el conserje, hizo una enorme hoguera durante los ataques aéreos y quemaron todos los papeles que pudieran comprometer a los miembros. La señorita Serge Brisy se refugió en Bordeos durante varios meses. Durante su ausencia, la GESTAPO invadió su casa y se llevó sus libros y papeles, además de todos los libros de la Sección que estaban en las oficinas generales, en las casas de varios miembros prominentes de Bruselas y de los presidentes de Logias en las provincias. En diciembre, la señorita Brisi regresó y encontró la Sección cerrada. La GESTAPO en vano amenazó con violencia si no se le entregaba la lista de miembros. Los nombres no se revelaron.[2]
* En Francia, unos días después de que el ejército de Alemania entrara a París, oficiales militares cerraron las Oficinas Centrales. Más tarde, se llevaron los archivos, libros, y otros objetos que pertenecían a la Sociedad Teosófica de Adyar. Unos meses más tarde el gobierno de Vichy [controlado por los nazis] disolvió la Sociedad y en dos ocasiones los trabajadores civiles tuvieron que declarar que no eran miembros de ella. La GESTAPO se apoderó del edificio de las Oficinas Centrales en París y lo convirtió en centro del Servicio Secreto. [3] Esto es interesante porque la GESTAPO usó procedimientos jesuíticos y de hechicería, como veremos más adelante en este artículo. Parecían estar interesados en aprovechar algún “magnetismo sutil” que hubiese sido creado por los estudios teosóficos.
A pesar de la ocupación nazi, algunas reuniones de los miembros de la Sociedad Adyar tuvieron lugar clandestinamente en Francia. El movimiento retornó a la vida tan pronto los Aliados liberaron el país.
* La Sección griega de la Sociedad de Adyar emitió una declaración a todos los teósofos del mundo denunciando la invasión de Grecia por el fascismo italiano de Benito Mussolini. [4] Debemos recordar que el Vaticano – localizado en Roma – apoyaba oficialmente el fascismo en Italia.
* La Sección italiana de la Sociedad Teosófica fue disuelta en 1939 por el gobierno fascista. Se mantuvo alguna actividad informal y el trabajo retornó a la vida pública en 1946. [5]
* Después de la invasión de Polonia, miembros de la Sociedad de Adyar en Hungría ayudaron a masas de refugiados polacos que llegaban al país, algunos de los cuales eran teósofos. [6]
* En Alemania, el movimiento teosófico fue disuelto y prohibido de 1939 a 1945. Solamente hubo algunas reuniones privadas que se realizaron clandestinamente. [7]
* En Noruega, todas las actividades teosóficas fueron prohibidas a partir de la invasión del país por los nazis en abril de 1940 y hasta la liberación final en 1945. [8]
* En Inglaterra, Josephine Ransom informa que la Sociedad de Adyar fue muy perjudicada, pero las charlas y cursos siguieron pese a los intensos ataques aéreos y al hecho de que algunas bombas cayeron tan cerca del predio que los vidrios de las ventanas fueron rotos y los techos se vinieron al suelo. [9]
*A principios del año de 1942, George Arundale, ciudadano inglés y presidente de la Sociedad de Adyar, una vez más urgió a la India a participar de todo corazón en la guerra contra los nazis. [10]
* En cuanto a C. Jinarajadasa, quien en esos días jugaba un papel de liderazgo a nivel mundial en relación a las actividades de la Sección interna o Esotérica de la Sociedad de Adyar, L. H. Leslie-Smith escribió:
“El Hermano Raja pasó la mayor parte del período de la Segunda Guerra Mundial en Londres, que ha llegado abrigar muchos gobiernos europeos cuyos países han sido invadidos. Lo sucedió con la Sociedad Teosófica en Europa. Vivía en Ovington Square, Núm. 33, en donde creó un centro espiritual y un foco de inspiración teosófica durante los años de oscuridad. Desde aquí, mediante una vasta correspondencia, dio consuelo y aliento a los miembros de todos los países donde hubiera servicio postal. Él muchas veces trabajaba durante toda la noche hasta las cuatro de la mañana, y dejaba una pila de cartas en el piso para que su que su secretaria ese mismo día les pusiera estampillas y las despachara hacia varias partes del mundo.”
L. H. Leslie Smith añadió:
“El cumplió su parte como un valiente ciudadano voluntario del cuerpo de bomberos contra incendios causados por ataque aéreos. Su actitud frente al peligro se ejemplificó una tarde cuando quien esto escribe estaba sentado junto a él en una sala del primer piso del Núm. 33 [Orvington Square]. Las sirenas sonaban dando aviso de que los bombarderos enemigos se estaban acercando. El registró el aviso y continuamos conversando. Unos minutos más tarde se oyó el creciente zumbido de una bomba que caía –y todavía no hubo reacción; después el ruido de la explosión muy cercana. La conversación continuó hasta concluir sin que él se inmutara en lo más mínimo.” [11]
La Logia Unida de Teósofos
* La Sociedad Teosófica de Pasadena y la Logia Unida de Teósofos (L.U.T.) fueron fundadas en los Estados Unidos – sí como el movimiento teosófico mismo – y están, hasta ahora, más activas en este país. Durante la Segunda Guerra Mundial, la revista “Theosophy”, publicada en Los Ángeles por Asociados de la L.U.T., comentó en notas cortas aspectos y eventos de la guerra. Mostraba cuán desafortunadas son en general las guerras. Esto era hecho desde la perspectiva filosófica de la sabiduría sagrada y la tradición antigua, y sobre la base de los principios de la no-violencia (ahimsa) y la fraternidad universal. [12]
* Cada año, por el 25 de junio, la oficina central de la Logia Unida de Teósofos envía una carta a sus miembros y amigos de todo el mundo. La carta anual de la L.U.T. de 25 de junio de 1941 abrió con estas palabras:
“Este año, a medida que nuestros saludos anuales vayan hacia los miembros de la Logia Unidad de Teósofos dondequiera que estén, no hay certeza de que el mensaje llegue a su destino por medios diferentes del correo ‘astral’. El año pasado, los asociados de Londres leyeron la carta de la L.U.T. en un sótano mientras las bombas les caían encima; en este año su edificio ya no está, excepto por dos salas y los libros. Las reuniones todavía continúan, el Boletín de Londres ha sido publicado con regularidad, y las conferencias se han extendido a Bath y a Salisbury.” [13]
* En el año siguiente, 1942, la Carta de la L.U.T. expresaba un sentimiento de admiración por los miembros de Londres:
“Los teósofos de allí dan un ejemplo del valor y de la entereza moral que el mundo tanto necesita aprender. Sin odio, sin perder la esperanza, sin condenar a ningún alma humana, el trabajo de Londres continúa ante las presiones del terror y la creciente penuria. Este es un espíritu inmortal, digno de gente valiente….”
El texto pasa luego a comentar la ocupación nazi de Noruega:
“En otros lugares, en países que están sufriendo la pesada mano de la ocupación, la vida moral de las personas se fortalece. Desde Noruega, donde las reuniones regulares ya no son posibles, llegó esta conmovedora nota el pasado verano; ‘….parece que las pruebas hacen con que las personas tengan mentes más abiertas, y estén más dispuestas a oír y a comprender, de modo que la posibilidad de que más y más gente se vuelva al estudio de la filosofía es cada vez mayor y el futuro más brillante’.” [14]
* En 1943 y 1944, las Cartas de la L.U.T. acompañaron el esfuerzo sostenido para mantener el movimiento teosófico activo a pesar de la guerra. La Carta de 1945 celebró el fin de la guerra y el progreso de la L.U.T. en Londres. La de 1946, anunció que, después de la derrota nazi, los miembros regulares de la L.U.T. estaban otra vez sesionando en la Logia de París y en otras partes de Europa.
Una Carta de Jean Overton Fuller
La teósofa británica Sra. Jean Overton Fuller vivía y escribía cerca de Londres. Ella es autora de una de las principales biografías de H.P.B. Autora del libro “Blavatsky and her Teachers” [15], tiene entre sus varios libros otras biografías interesantes, incluyendo obras sobre el conde de San Germain y sobre Francis Bacon. Ella vivió una larga vida de servicio altruista y murió en 2009, a la edad de 94 años. Jean no solo estudió historia. También la vivió. En el 2006, yo ya había comenzado la investigación acerca de la verdadera relación entre el nazismo y la Teosofía, y le pedí que escribiera unos comentarios acerca de la Segunda Guerra Mundial. Jean escribió, en una carta fechada el 27 de mayo del 2006:
“Apreciado Carlos:”
“Estoy contenta de haber tenido noticias tuyas pero estoy conmocionada de saber que ha aparecido un libro llamado UNHOLY ALLIANCE [16] en el que se acusa a la Sociedad Teosófica de haber inspirado a Hitler. Esto es un absurdo total.”
“Yo viví en Londres durante toda la guerra, a lo largo de la Blitz y bajo los misiles V. Trabajaba de 9 a 5 diariamente para el gobierno, en el Departamento de Censura Postal del Ministerio de Información, y por las noches, tres veces por semana, trabajé primero en el cuidado de gentes cuyas casas habían sido destruidas por las bombas, luego como bombera entrenada que pertenecía a un grupo vinculado con el cuerpo regular de Bomberos. Cuando la alarma sonaba y era mi noche de turno tenía que salir de mi cama y pararme en una fría puerta junto con otros con un hacha, balde y manguera…. También era miembro de la Sociedad Teosófica. Mi membresía data de 1942, ¡y nunca oí en ella ninguna expresión de simpatía por los Nazis!”
“Pero cavilando acerca de qué pudiera haberle dado al autor esta extraña y errónea idea, se me ocurrió que el esquema del origen de las razas – particularmente como está expuesto en el libro de A. E. Powell, THE SOLAR SYSTEM, que está basado en textos tomados de los libros de Annie Besant y C.W. Leadbeater -, habría podido llevar a alguien a exagerar la importancia del concepto de raza. Estoy completamente segura de que jamás la señora Besant ni Leadbeater pensaron en alentar la discriminación racial. La discriminación contra cualquier raza o religión estaría en directa contradicción con el Primer Objeto de la Sociedad Teosófica. Pero imagino de qué modo una mente como la de Hitler le pudiera dar uso a esos textos. Estoy contenta de tener tu útil información sobre lo que le aconteció a la S.T. en los varios países que estuvieron ocupados por los Alemanes.”
La Escuela Arcana y la Buena Voluntad Mundial
Surgidos del Movimiento Teosófico y fundados por Alice Bailey, la Escuela Arcana, la “Buena Voluntad Mundial”, y su “Nuevo Grupo de Servidores Mundiales” se involucraron completamente en dar apoyo a los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Bailey incluso criticó el pacifismo de Mahatma Gandhi – quien como activista estaba muy inclinado en contra de los británicos y consideró políticamente conveniente no apoyarlos en contra de los alemanes, y fue criticado por ello.
En agosto de 1942, Alice Bailey escribió sobre – “Las actitudes pacifistas, idealistas y poco prácticas que hallan su foco hoy en día en la actitud de Gandhi. Él puso en clara perspectiva la fanática actitud de no comprometerse, la cual no es realista pues estaría dispuesta a sacrificar vidas, naciones y el futuro de la humanidad a fin de conseguir su objetivo”.
A través de sus escritos de los años de la Guerra, Bailey señaló que los Aliados y las naciones democráticas estaban inspirados por los Maestros y que el Eje militar de Hitler era “inspirado” por el odio y por motivos malévolos.[17] En términos generales y en este respecto, la señora Bailey estaba en lo correcto. Porque la teosofía necesita libertad de pensamiento y respeto por los derechos humanos.
Jiddu Krishnamurti
* Jiddu Krishnamurti, quien abandonó la Sociedad Teosófica en 1929, tenía una posición pacifista radical. Describiendo los eventos de 1942, su amiga personal y biógrafa Mary Lutyens, admitió:
“Para quienes en Inglaterra estaban orgullosos de enfrentarse solos a la agresión Nazi, y se sentían exaltados por la Batalla de Inglaterra, que habían hecho suyas las palabras de Churchill y que de alguna forma se las arreglaron para contener su terror durante los intensos bombardeos creyendo apasionadamente que estaban combatiendo la encarnación del mal, las palabras efusivas de pacifismo hechas desde paraísos tales como Ojai [en California], Martha’s Vineyard y el Parque Nacional de Sequoia, eran difíciles de aceptar. Lady Emily le habló con bastante aspereza y lo acusó de escapar del horror…”. [18]
Este no fue el único error de Krishnamurti, quien desde 1929 no era miembro del movimiento teosófico. Sin embargo, cualesquiera que sean las opiniones de uno acerca de sus actitudes pacifistas, no se le puede acusar de tener simpatías por el nazismo o el fascismo.
El Ideal Teosófico en la Carta de las Naciones Unidas
* Después de la derrota de Adolfo Hitler, en 1945, la Organización de las Naciones Unidas emergió como una red global de naciones. Esto ocurrió exactamente 70 años después de la constitución – el 7 de septiembre de 1875 – del Movimiento Teosófico. El periodo de siete décadas es numerológicamente significativo. Probablemente tampoco sea coincidencia que las Naciones Unidas se establecieran en Nueva York, la misma ciudad en donde el movimiento teosófico – su arquetipo oculto – fuera constituido.
* El primer y principal objetivo del movimiento teosófico, que se refiere al ideal de la Fraternidad Universal, fue claramente adoptado por las Naciones Unidas. El primer Artículo de la Carta de las N.U., que establece los cuatro Propósitos y Principios de las Naciones Unidad, es profundamente teosófico. Los objetos de la Naciones Unidas son:
“1) Mantener paz y seguridad (…); 2) Desarrollar relaciones amistosas entre las naciones (…); 3) Lograr la cooperación internacional para resolver problemas internacionales en materia económica, social, cultural, o humanitaria y para promover y estimular el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales para todos, sin distinción de raza, sexo, idioma o religión; y 4) Ser un centro de coordinación de las acciones de las naciones en el logro de estos fines comunes.” [19]
* Desde 1945, la victoria de los Aliados se ha celebrado oficialmente cada 8 de mayo. Este mismo día, en 1891, H.P. Blavatsky murió, y desde entonces los teósofos han celebrado su vida el ocho de mayo. Otra “co-incidencia” interesante desde el punto de vista numerológico es que Harry Truman – el Presidente de los Estados Unidos de América durante los últimos días de la Guerra – nació precisamente un 8 de mayo.
Considerando los hechos señalados arriba, no es difícil llegar al menos a una conclusión. Cualquier crítica que se pueda hacer en relación a ésta o aquella organización teosófica – y hay muchas de ellas – es una materia de simple sentido común admitir que todo el movimiento, incluyendo a la Sociedad de Adyar, está natural e intrínsecamente a favor de la libertad y la democracia y en contra de cualquier falta de respeto a la vida humana. El movimiento tiene una tendencia inherente hacia su objetivo principal, la hermandad universal.
Cómo el Vaticano le dio apoyo a Adolfo Hitler
En los párrafos anteriores vimos que el nazismo y el fascismo persiguieron el movimiento teosófico en cada nación que dominaron, tanto antes como durante la Segunda Guerra mundial. El movimiento sólo pudo volver a la vida normal después de la derrota de Hitler y Mussolini por las naciones democráticas.
Ahora examinemos otro lado del asunto. ¿Cuál era exactamente la relación entre el nazismo alemán, el fascismo italiano y el Vaticano?
Había una tensa pero íntima cooperación entre los tres. Comenzó en los albores de 1920, tal como el autor John Cornwell demostró en su bien documentado libro “Hitler’s Pope, the Secret History of Pius XII”. [20] El Vaticano también le dio su decidido apoyo a la violenta dictadura pro-nazi de Francisco Franco en España.
Eugenio Pacelli era el representante del Papa en Alemania durante los años 20. Más tarde llegaría a ser el Papa Pío XII. Pacelli jugó un papel clave en refrenar a los católicos alemanes, tradicionalmente democráticos, para que no hicieran resistencia a la marcha política de Hitler en dirección al poder absoluto. Gracias a Pacelli, tan pronto como Hitler tomó el poder en 1933, el catolicismo alemán le dio al nazismo un apoyo activo. (La Iglesia Luterana ya le había dado su apoyo al nazismo desde algún tiempo antes.)
En cuanto a Italia, en 1929 el Papa Pío XI firmó un Acuerdo de entendimiento con el dictador fascista Benito Mussolini. Todo esto confirma la existencia de fuertes mecanismos de entendimiento entre la Iglesia de Roma y el fascismo nazi.
No es por una coincidencia, pues, que en 1930 Eugenio Pacelli dejó la Alemania nazi para ir a Roma a trabajar como Secretario de Estado. En 1939, Pacelli fue formalmente convertido en Papa y adoptó el nombre de Pío XII. John Cornwell relata que, casi inmediatamente después de esto, Pacelli escribió una afectuosa carta a Adolfo Hitler, renovando su compromiso personal con la “alianza entre la Iglesia y el Estado” alemán, y diciendo que se mantendría como un “devoto del bienestar del pueblo alemán, que está bajo su guía”. [21]
Otro historiador, Paul Johnson (quien no es el autor de nombre parecido que escribió libros sobre el movimiento teosófico) señaló al respecto:
“Pío XII, elegido en marzo de 1939, apenas pudo esperar para mandarle a Hitler una carta amistosa. Él se negó a condenar la anexión de Checoslovaquia unos días más tarde, aunque sabía que esto significaría que los católicos checos (…) perdieran de inmediato sus escuelas. (…) En abril de 1939, protestantes y católicos echaron vuelo las campanas [en Alemania] con motivo del cumpleaños de Hitler, y el Cardenal Bertram, el Primado católico, le envió un telegrama de felicitación.” [22]
Adolfo Hitler tenía ahora la bendición del Vaticano, y con ello la oportunidad de avanzar en su política de exterminio en masa y esparcirla por el mundo.
Sin embargo, hubo un grupo de cristianos que se resistieron a Hitler. Estos fueron los Testigos de Jehová. Paul Johnson relata:
“Ellos se negaron a cooperar de ninguna manera con el estado nazi, al cual denunciaron como totalmente maligno. (…) Muchos fueron sentenciados a muerte por negarse al servicio militar y por incitar a otros a hacer lo mismo; o terminaron en Dachau [un campo de concentración] o en asilos para enfermos mentales. Una tercera parte fue asesinada; el 97% sufrió persecución de una manera u otra.”[23]
Estos son apenas unos pocos datos sobre la cooperación entre el Vaticano y Hitler. Pero hay muchos más disponibles.
Desde una perspectiva teosófica, debemos recordar cuán radicalmente H. P. Blavatsky y sus Maestros se oponían y denunciaban las políticas del Vaticano, y especialmente las jesuitas. Es suficiente leer al respecto las Cartas de los Mahatmas, especialmente la Carta 30 de “Las Cartas de Los Mahatmas”. [24] En esta carta se hace una comparación entre los diferentes métodos antagónicos usados por los jesuitas y los Maestros de sabiduría del Himalaya. Uno de esos Maestros escribe:
“Tal como dije antes, ellos [los jesuitas] saben que lo que enseñan es una mentira; y nosotros sabemos que lo que nosotros impartimos es verdad, la única verdad y nada más que la verdad. Ellos trabajan para mayor gloria (!) y poder de su orden, nosotros – por el poder y gloria final de los individuos, de las unidades aisladas, de la humanidad en general (…). Ellos trabajan, se afanan y engañan, con el objeto de obtener poder mundano en esta vida; nosotros trabajamos, nos afanamos y permitimos que nuestros chelas sean temporalmente engañados para que adquieran experiencia y no sean engañados en adelante y que puedan ver la completa maldad de la falsedad y la mentira, no sólo por esta vida sino en las muchas futuras vidas por venir. Ellos – los jesuitas – sacrifican el principio interno, el cerebro espiritual del Ego, para alimentar y desarrollar más el cerebro físico del hombre personal y evanescente, sacrificando a la humanidad entera para ofrecerla en holocausto a su Sociedad – el insaciable monstruo que se alimenta del cerebro y de la médula de la humanidad – desarrollando un cáncer incurable en cada lugar de carne saludable que toca. Nosotros – los muy criticados e incomprendidos Hermanos – buscamos llevar a los hombres a sacrificar su personalidad – un destello pasajero – por el bienestar de la humanidad entera y, en consecuencia, por sus propios Egos inmortales, que son una parte de esa última, ya que la humanidad es un fragmento del todo integral, en lo cual un día se convertirá. Ellos están entrenados para engañar; nosotros – para desengañar (…)”. [25]
Esta es la forma como la verdadera Teosofía ve al Vaticano y al jesuitismo.
Por otro lado, uno no puede dejar de percibir que existe una interesante conexión interna y esencial entre el nazismo de Hitler y los jesuitas. Esto ha sido francamente descrito por el historiador jesuita Vincent A. Lapomarda en su libro “Los Jesuitas y el Tercer Reich”.
Citando varios documentos nazis, Lapomarda parece estar orgulloso de presentar variadas evidencias sobre el tema. Escribió, repitiendo las palabras de otro autor:
“Himmler modeló su SS siguiendo tan de cerca los jesuitas que Hitler lo llamó ‘mi Ignacio de Loyola’.”
Lapomarda también relata:
“Himmler mantenía un castillo medieval, el Wevelsburg, que servía, por decirlo así, como el monasterio de la SS.”
Citando otro autor, en la misma página, el jesuita admite:
“… Hitler no sólo consideraba la SS como su Orden Jesuita sino que insistía que estos nazis se familiarizaran con Los Ejercicios Espirituales escritos por San Ignacio de Loyola, el fundador de la Sociedad de Jesús.” [26]
Dos de las principales razones por las cuales el movimiento teosófico fue perseguido tanto por los nazis como por el Vaticano son: 1) que este fue proyectado y creado como un núcleo de la Fraternidad Universal; y 2) que la idea de Fraternidad Universal inspira su objeto principal y la sustancia de sus actividades.
La derrota militar nazi fue, por tanto, una grave derrota política para el Vaticano. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, los jesuitas nunca volvieron a tener la influencia que tuvieron antes, o en los años cuando el nazismo-fascismo desarrolló libremente sus actividades criminales.
Por otro lado, ha ocurrido la afortunada y significativa “coincidencia” de que el principal objeto teosófico, la fraternidad universal, fue claramente adoptado en 1945 como parte de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas.
Desde entonces, aquella solidaridad humana que trasciende fronteras político-militares y barreras sociales o culturales ha sido uno de los objetos de largo plazo de todo el sistema de las Naciones Unidas -; o es, quizás, su objeto central.
Theodor Herzl y la Teosofía
La afinidad entre la filosofía esotérica y el judaísmo está demostrada en los escritos de Helena P. Blavatsky, que cita frecuentemente fuentes judaicas. [27]
Por otro lado, el proyecto del movimiento sionista tiene puntos básicos en común con el ideal teosófico de la fraternidad universal. En su novela profética de 1902, titulada “The Old New Land” (“La Nueva Tierra Antigua”), Theodor Herzl anticipa la creación del Estado de Israel en 1948. Para Herzl, no importa a qué raza o religión pertenece alguien. Todas las religiones y filosofías deben tener los mismos derechos en una sociedad justa. [28]
La teosofía es interdisciplinar. Es necesario tener una mente abierta para comprenderla. Escribiendo desde el punto de vista del judaísmo, Jonathan Sacks cita en uno de sus escritos estas palabras del rabino Abraham Isaac Kook:
“La estrechez mental que lleva a alguien a ver todo lo que está fuera de los límites de su propio pueblo … como algo feo y sucio es un oscurantismo que provoca una destrucción amplia de todo el edificio de la bondad espiritual, cuya luz es la esperanza de cada alma más refinada.” [29]
La primera mitad del siglo XXI no es el momento adecuado para perder el tiempo a la hora de promover el respeto mutuo entre los pueblos y entre las diferentes tradiciones culturales.
Las guerras son evitadas con base en un debate libre y sincero. Una búsqueda franca de la verdad es necesaria, y hay que mantener la debida distancia respecto a la dictadura mental de las opiniones “políticamente correctas”. Las ideas erradas deben ser mostradas como falsas si realmente lo son. No es aceptable que, en nombre de las opiniones dominantes, se prohíba pensar.
La buena voluntad entre los países debe tener lugar de acuerdo con la regla del respeto por la verdad. La ley del autoperfeccionamiento constante de todos los seres es inevitable. Una acción paciente y constructiva, combinada con medidas firmes cuando sea necesario, es probablemente la mejor manera de promover una fraternidad incondicional.
NOTAS:
[1] “The Seventy-Fifth Anniversary Book of the Theosophical Society, A Short History of the Society (1926-1950)”, Josephine Ransom, TPH, Adyar, 1950, 252 pp. Vea pp. 106-107.
[2] Op. cit., p. 107.
[3] Op. cit., pp. 107-108.
[4] Op. cit., p. 109.
[5] Ibid.
[6] Op. cit. p. 110.
[7] Op. cit., p. 111.
[8] Ibid.
[9] Op. cit., p. 121
[10] Op. cit., pp. 122-123.
[11] “The Theosophist”, revista mensual de la Sociedad Teosófica, Adyar, India, Vol. 97, Núm. 03, Diciembre de 1975, p. 123.
[12] Sobre bombas atómicas vea por ejemplo las ediciones de “Theosophy”, de Diciembre de 1940, p. 96; Junio de 1942, pp. 382-383; Agosto de 1942, pp. 471-473; Septiembre de 1943, pp. 481-484; Enero de 1946, pp. 11-115; Febrero de 1946, pp. 150-153.
[13] “Logia Unida de Teósofos”, Los Ángeles, California, L.U.T. Carta fechada el 25 de junio de 1941. Vea en nuestros sitios web asociados la compilación “The ULT Day Letters, 1931-1960”.
[14] Op. cit., Carta fechada en 21 junio de 1942, pp. 1-2. Vea en nuestros sitios web asociados la compilación “The ULT Day Letters, 1931-1960”.
[15] “Blavatsky and her Teachers”, Jean Overton Fuller, East-West Publications, London / The Hague, in association with TPH/London, copyright 1988, 270 pp.
[16] “Unholy Alliance: A History of the Involvement of the Nazi with the Occult”, Peter Levenda, citado en la revista Insight de la Sociedad Teosófica en Inglaterra, Primavera 2006, p. 30.
[17] “The Externalization of the Hierarchy”, Alice A. Bailey, Lucis Publishing Co., New York, Lucis Press Ltd., Londres, 1957, cuarta impresión 1972, 744 pp., vea p. 368. Todo el libro presenta un punto de vista militante que apoya fuertemente a los Aliados y países democráticos.
[18] “Krishnamurti, The Years of Fulfilment”, Mary Lutyens, New York, Farrar Straus Giroux, 1983, 248 pp., vea p. 56. Para mayor información sobre Krishnamurti y la Segunda Guerra Mundial, vea las pp. 49, 50, 51, 53, 54, 56, 57, 61.
[19] Vea además el capítulo IX, artículo 55, cláusula (b) y (c). Este trabajo ha sido publicado y ampliamente distribuido por las Naciones Unidas. Su texto puede verse en la Enciclopedia Británica, William Benton, Editor, 1967, vol. 22, p. 570.
[20] “Hitler’s Pope, The Secret History of Pius XII”, John Cornwell, Penguin Books, London, 1999. En idioma portugués vea “O Papa de Hitler, a História Secreta de Pio XII”, Ed. Imago, RJ, Brasil, 2000, 472 pp.
[21] Op. cit., capítulo 12.
[22] “A History of Christianity”, Paul Johnson, Penguin Books, Inglaterra, 1976, 556 pp., vea p. 489.
[23] Op. cit., vea p. 489.
[24] Hemos hecho la traducción directamente de “The Mahatma Letters”, vea pp. 228-240. La misma carta está numerada como Carta 74 en la edición cronológica de “The Mahatma Letters”, TPH, Filipinas, 1993, 600 pp., vea pp. 219-230. Los lectores pueden ver en español la Carta 30 en “Las Cartas de los Mahatmas”, Editorial Teosófica, Barcelona, 1994, 772 pp., especialmente pp. 333 y 334. Hay también una edición mexicana de las Cartas de los Mahatmas: “Cartas de los Maestros”, Editorial Orion, México, D.F., 1968, 534 pp.; en esa edición, véase especialmente pp. 250-251.
[25] “The Mahatma Letters”, vea p. 231; o pp. 222-223 en la edición cronológica, TPH, Filipinas. Por las ediciones en español, vea la nota anterior.
[26] “The Jesuits and the Third Reich”, Vincent Lapomarda, The Ewin Mellen Press, Lewiston, Queenston, United Kingdom, 2005, 458 pp. Ver pp. 42-43.
[27] Véanse los artículos “Blavatsky, Judaísmo y Nazismo” y, en inglés, “A Jewish Esoteric School”.
[28] “Old New Land”, Theodor Herzl, Markus Wiener Publishers, Princeton, third printing, 2000, 296 pp., ver pp. 66-67. Traducido del alemán por Lotta Levensohn. Título original en alemán: “Altneuland”.
[29] Abraham Isaac Kook, “Musar Avikha”, p. 96; English translation in Benjamin Ish Shalom and Shalom Rosenberg (eds.), “The World of Rav Kook’s Thought” (Jerusalem: Avi Chai, 1991), p. 212. Citado en el libro “To Heal a Fractured World” (The Ethics of Responsibility), de Rabbi Jonathan Sacks, Schocken Books, a division of Random House, Inc., New York, 2005, 280 pp., p. 10.
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La traducción del texto “La Teosofía en la 2a. Guerra Mundial” fue hecha desde el inglés por las teósofas Aida Luz Rivera y Piedad Peniche Rivero, de México. Título del original: “Theosophy and the Second World War”. El artículo fue ampliado el 23 de julio de 2019 con apoyo editorial de Alex Rambla Beltrán.
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Acerca del papel del movimiento teosófico en el despertar ético de la humanidad, lea el libro “The Fire and Light of Theosophical Literature”, de Carlos Cardoso Aveline.
Publicado en 2013 por The Aquarian Theosophist, el volumen tiene 255 páginas y puede ser obtenido en Amazon Books.
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