El Planeta Azul Enseña la Unidad con
Todo, Pero También Produce Ilusiones
Carlos Cardoso Aveline
La vida es como una esfinge. Nos confronta con un enigma desafiante y un dilema:
“Respóndeme o te devoraré”.
Perplejos ante lo desconocido, buscamos expandir nuestra comprensión. Es inevitable trascender el mundo viejo y pequeño al que estamos apegados. También es deseable. Sin embargo, el misterio del universo – asociado astrológicamente al planeta Neptuno – debe resolverse con sentido común y moderación, a la vez que evitamos caer en trampas.
La búsqueda de la felicidad es una ecuación matemática que hay que resolver. Vivir correctamente cada momento y reconocer la presencia de lo sagrado en los acontecimientos diarios son dos factores que producen paz. Para no ser devorados por la rutina, basta con tener una meta clara y altruista en nuestras vidas, concentrarnos en ella, creer en nosotros y desarrollar una atención plena.
Cada circunstancia contiene lecciones que nos ayudan a liberarnos de la ignorancia. En lugar de intentar dominar a los demás, lo correcto es observar cada acontecimiento como parte de un enigma que debemos resolver. Estos tres pasos son útiles para ello:
1) Observar la realidad desde el punto de vista de una victoria trascendente y duradera, porque el optimismo es el combustible de la vida.
2) Identificar, comprender y abandonar los hábitos y mecanismos psicológicos que nos causan sufrimiento a nosotros o a otras personas.
3) Usar la energía disponible para llevar a cabo actos que produzcan una expansión de la consciencia, bienestar interno y estabilidad.
El Gigante Azul
La felicidad es la meta común de los individuos y las sociedades, pero no siempre es buscada con sabiduría. Como resultado de maneras poco inteligentes de buscar la satisfacción, pueden verse hoy en día muchas señales de decadencia, tanto cultural como moral.
A millones de personas les resulta difícil combinar correctamente dos factores esenciales de la vida humana: la estabilidad y la trascendencia. Si la estabilidad es la lección de Saturno, la trascendencia es algo que debemos aprender de Neptuno, uno de los planetas más distantes de nuestro sistema solar.
Viajando desde tiempos incalculables a una distancia de más de cuatro mil millones de kilómetros del Sol, Neptuno es un gigante en comparación con la Tierra. Está cubierto de nubes de metano congelado que se mueven alrededor del planeta a velocidades de hasta 2000 kilómetros por hora. Tiene cuatro anillos y trece lunas conocidas. Su luna más grande es Tritón, que se mueve en sentido contrario al de los otros satélites.
El clima de Neptuno no es adecuado para nuestra humanidad. Comparado con la Tierra, el planeta gaseoso azul que estimula la compasión universal recibe 900 veces menos energía del Sol. Este cuerpo celeste congelado tiene un conglomerado rotacional de tormentas de tamaño similar al del planeta Tierra, y que se mueve lentamente en sentido antihorario, dejando tras de sí una vasta estela de nubes.
A pesar de las apariencias, Neptuno no es del todo uno de nuestros planetas locales. Helena Blavatsky escribió que su vínculo con nuestro sistema solar es ilusorio. [1] Dane Rudhyar, un astrólogo que estudió a Blavatsky, lo considera un embajador de nuestra comunidad solar. Neptuno representa y nos trae la energía cósmica de la Vía Láctea; de ahí su carácter insondable. En los niveles inferiores de consciencia, sus aspectos misteriosos pueden ser vistos como engañosos. En el nivel del corazón, su influencia es benéfica.
Blavatsky escribió en varias ocasiones acerca de las fuentes de inspiración humana que se encuentran muy lejos de nuestro sistema solar, entre ellas las Pléyades. [2] Aunque Neptuno está cerca de nosotros, tiene mucho en común con el cosmos externo. Dado que no pertenece enteramente a nuestro sistema local, nos da información sobre la trascendencia y lo infinito.
Los diferentes cuerpos celestes tienen influencia sobre varios aspectos de la vida. La Luna regula los ciclos de nuestro planeta que determinan las mareas oceánicas, las cosechas y la evolución de los estados emocionales. Neptuno inspira y dirige en los seres humanos la necesidad de una unión trascendente con el cosmos en su totalidad. El gigante azul estimula el sentimiento de unidad eterna y silenciosa con la vida ilimitada. Junto con Júpiter, Neptuno es corregente de Piscis, el último y más místico de los signos del zodíaco. Piscis simboliza la culminación del viaje evolutivo y la identidad oculta de cada alma individual con el océano cósmico.
Aunque todos los seres buscan la trascendencia de un modo u otro, quienes viven bajo una fuerte influencia neptuniana la experimentan con más intensidad. Y esto no siempre se efectúa con sabiduría y discernimiento. La búsqueda neptuniana de la trascendencia puede convertirse en una trampa, como en los casos de la drogadicción, el alcoholismo y otras formas de exageración y dependencia.
La Necesidad del Discernimiento
El universo es una gran familia. Cada ser humano sano tiene una relación espiritual con los planetas y las estrellas. La energía de la trascendencia se sitúa en un plano estratégico del alma. Sin embargo, la manera en que el individuo maneja tal energía en su vida diaria depende de su talento para vivir correctamente. La trascendencia puede liberar al ser humano de sus limitaciones y hacerlo feliz. También puede causar confusión e imposibilitarle ver nada con claridad.
La vida individual debe mantener un cierto equilibrio entre estabilidad y trascendencia. Ambas cosas son necesarias. Si alguien está demasiado apegado a la rutina, una enfermedad puede ser el instrumento natural para hacerle recuperar su contacto con lo infinito. Cuando se abandona el sentido común, la muerte y otras formas de pérdida son pasaportes hacia la trascendencia.
Si la sociedad cae víctima del materialismo y se olvida de los valores éticos, surge una enfermedad social que la fuerza a reexaminar sus premisas y restablecer su compromiso con el progreso del alma humana. La violencia, la drogadicción, el alcoholismo, la exageración y explotación comercial del sexo y la falta de ética en la política son el resultado de un mal gestionado impulso de trascendencia, el cual proviene de Neptuno. Su distorsión amenaza a las naciones que se olvidan de sus verdaderas metas. Y la destrucción de una nación es primero moral y después física.
La Trampa de la Drogadicción
Las estrategias convencionales adoptadas por los líderes políticos para combatir el problema de la drogadicción han tenido malos resultados, porque los políticos prefieren no ver el contexto más amplio de los desafíos como el alcoholismo y el abuso de drogas.
En primer lugar, muchos líderes políticos consumen drogas. A menudo, los narcotraficantes son influyentes en el mundo político y manejan grandes sumas de dinero. Tienen a más de un amigo en el sistema bancario y financian campañas políticas.
Hay que reconocer el hecho de que luchar contra el uso de drogas es luchar contra un efecto. Es útil, pero, a menos que se luche contra las causas de la drogadicción, el esfuerzo está condenado a desempeñar el papel de una aspirina: suprime los efectos de la fiebre, pero no la cura. Previene lo peor, pero no puede hacer ganar la batalla.
La tentación de usar drogas psicotrópicas se crea en la mente de millones de personas debido a que las drogas psicoactivas parecen cancelar, en la consciencia del usuario, los efectos prácticos inmediatos de la ley del karma y las limitaciones que debe enfrentar como ciudadano.
La apariencia de trascendencia no es más que una trampa. La drogadicción mete a uno en una prisión y lo desconecta de los ritmos naturales de la vida. A través de ella, uno actúa con violencia contra su propio organismo. El uso de drogas psicoactivas roba el sentido común, destruye la lucidez e impide el funcionamiento y la coordinación correctos de los cinco sentidos.
Derrotado por la falsa trascendencia causada por las drogas, uno queda atrapado en un inframundo sutil en el que pierde la noción de los límites y se engaña creyendo que eso es una forma de libertad.
La pérdida de la capacidad de ver los límites en la vida es una forma alucinatoria de anestesia. El buscador de la verdad que posee información correcta acerca del camino siente un profundo respeto por los límites de la vida en los planos externos de la realidad. Los trasciende en paz y de manera equilibrada. Expande su consciencia mientras preserva una percepción completa y precisa de los niveles inferiores de la vida, que observa con desapego.
El ciudadano que tiene sentido común desarrolla un proyecto claro en lo que respecta a su futuro. En vez de intentar huir de una realidad desagradable, construye gradualmente la realidad que le gustaría ver. Hace esto en armonía con la ley del karma, obedeciéndola humildemente, sabiendo que es necesario sembrar antes de cosechar.
Muchos no son tan afortunados. Millones de personas no tienen una meta clara en la vida y se vuelven vulnerables a la drogadicción y otras formas dañinas de perder el tiempo. Algunos ejemplos son la adicción a las noticias “periodísticas” sobre miles de temas diferentes, la dependencia respecto de información trivial sobre las “vidas personales de los famosos”, sobre los campeonatos de fútbol o el uso excesivo de la televisión en general.
Disipar la Hipnosis, Percibir la Totalidad
Tanto la dominación de las mentes a través de la televisión como el tráfico de drogas sirven a los esquemas de poder de la civilización materialista. Estos dos mecanismos atacan las potencialidades creativas de las generaciones más jóvenes. La falsa trascendencia les imposibilita cuestionar profundamente la realidad y, en gran medida, borra de sus mentes la capacidad de cambiar el mundo para mejor.
Los individuos que tienen metas definidas y nobles en su vida son peligrosos desde el punto de vista de quienes manipulan los juegos psicológicos de poder. Rechazan la obediencia ciega al dios dinero. No creen en el dios de las apariencias y la comodidad personal. Desde el punto de vista de la mediocridad organizada, todo idealista es un alborotador.
Las nuevas generaciones pueden y deben evitar la trampa de la drogadicción. Depende de los jóvenes descubrir el poder del autorrespeto y el respeto por la vida, y adoptar y manejar la fuerza no violenta de la sabiduría universal: según la teosofía, toda la naturaleza es sagrada, y el verdadero significado de la vida es trascendente. El autor y psicoterapeuta Viktor Frankl escribió que “el problema de las drogas es un aspecto de un fenómeno de masas más general: el sentimiento de falta de sentido en la vida que nace de la frustración de nuestras necesidades existenciales, algo que se ha vuelto un fenómeno universal en nuestras sociedades industriales”. [3]
La sociedad occidental vive muchos dilemas. La buena noticia es que los seres humanos están expandiendo el uso del hemisferio derecho de su cerebro y aprendiendo a ver la vida desde perspectivas integradoras.
No es efectivo tratar de resolver los desafíos como si estos estuviesen aislados y desconectados unos de otros. Directa o indirectamente, cada problema afecta a todos los demás. Viktor Frankl demostró en sus libros que los conflictos entre los seres humanos ocurren cuando no comparten una meta común. La falta de armonía no desaparece porque una autoridad la reprima, sino después de que alguien muestre o proponga una meta común que sea reconocida como importante por la mayoría de miembros de la comunidad.
La era de Acuario ha empezado. El sueño neptuniano de la fraternidad universal, que inspiró la era de Piscis, está siendo liberado de una cadena de malentendidos y avanzando hacia su gradual cumplimiento. [4] Las viejas hipnosis colectivas están destruyéndose. Sin embargo, hay un desfase que debe desaparecer. Las estructuras de poder a gran escala que dirigen las operaciones económicas y políticas de nuestra humanidad todavía funcionan a la manera antigua.
Una de las características de la era de Piscis es la separación entre el sueño y la realidad, entre el cielo y la tierra, el ser humano y el entorno natural, el rico y el pobre, la palabra y la acción. Un ejemplo de la grandiosidad y la miseria de la era de Piscis es el glorioso descubrimiento de las Américas, seguido por el genocidio de millones de esclavos e indígenas en nombre de “Dios” y de “Cristo”.
El ciudadano del siglo XXI aún lleva en su karma las señales de la era de Piscis. Quiere trascender la mera materialidad y no es lo bastante maduro. Sus sueños son imprecisos. Muchos de sus intentos de elevarse no hacen más que hundirlo en una confusión y materialidad más profundas. Ahora es el momento de superar esta dificultad.
La Revolución en el Alma de Uno
Desde el siglo XVIII, se han llevado a cabo una serie de revoluciones con el fin de establecer la fraternidad universal entre todos los seres humanos. No fracasaron por completo. Con la Revolución francesa vino la proclamación universal de los derechos humanos. Una revolución mucho más efectiva trajo la independencia política a Norteamérica. El marxismo del siglo XIX inspiró las revoluciones socialistas en Rusia, China y Cuba. La Segunda Guerra Mundial dio lugar a una mayor comprensión de la importancia de los valores democráticos, los derechos humanos y la paz. La Guerra Fría (1946-1985) mostró que no podemos permitirnos una guerra nuclear a gran escala.
La mayoría de intentos revolucionarios fueron inspirados por los sueños neptunianos de solidaridad e igualdad, aunque, con algunas excepciones, terminaron causando una enorme frustración. No obstante, incluso tropezando es posible avanzar. Poco a poco surgió una comunidad internacional.
Debido, en parte, al aumento global de los medios de comunicación, estamos a un paso de eliminar las barreras entre las naciones, tal como proponen los visionarios neptunianos de cada país. Este es el dharma o deber de la era de Acuario. La pacificación del alma humana libera la energía de la fraternidad. Las fuerzas trascendentes del gigante Neptuno se incrementan cada día en el corazón humano. Si a veces se manifiestan de forma destructiva, es importante recordar que no basta con reprimir los sueños destructivos. Se debe, por encima de todo, usar la energía creativa de la trascendencia correctamente para que esta pueda producir cosas buenas y reducir la ignorancia que causa dolor al alma humana. La verdadera revolución no es material. No depende de los partidos políticos. Tiene lugar en la consciencia de uno y ayuda a iluminar el mundo que lo rodea.
La necesidad humana básica de la trascendencia se expresa a través del sentimiento de amor y la capacidad de ser creativo. Trasciendes tus limitaciones personales a medida que comprendes que formas parte de un entorno mayor: tu familia, tu comunidad, tu trabajo, tus ideales, el universo entero.
Vivir la trascendencia es ser todo y ser nada al mismo tiempo. Significa no tener una imagen congelada de uno mismo o de los demás. Enseña el arte del silencio y de la plenitud.
Uno puede vivir la trascendencia viendo el amanecer, tomando una respiración profunda, estudiando teosofía clásica, dando un paseo meditativo, cumpliendo su deber en cada área de la vida o ayudando a una causa altruista. Quien trasciende está en busca del “poder que le hace parecer nada” a ojos de los demás. [5] Trascender es ser feliz ahora mismo, sin imponer condiciones previas.
Alguien podría argumentar:
“Si tuvieras la mitad de los problemas que yo tengo, como cuidar de mis hijos y trabajar 12 horas al día para llegar a fin de mes, te darías cuenta de que no tengo el tiempo y la tranquilidad necesarios para buscar la trascendencia”.
Y yo respondería:
“Eso no es cierto”.
A menudo, las circunstancias difíciles nos fuerzan a cuestionar los límites de las realidades establecidas y a trascenderlas.
El psicólogo Viktor Frankl perdió a su hermano, su padre, su madre y su esposa en los campos de concentración de los nazis, donde también él vivió durante varios años. Fue precisamente en un campo de concentración, mientras aumentaba la probabilidad de ser enviado a morir en una cámara de gas debido a su debilidad física, donde Frankl descubrió la base a partir de la cual crearía, años después, su propia escuela de pensamiento psicológico. La idea central era que, una vez que un individuo adopta una meta personal mayor que su propia vida, obtiene acceso a una cantidad ilimitada de energía trascendente. Y esta fuerza elástica lo vuelve superior a cualquier obstáculo externo.
La Psicología del Amor Universal
Cuando a Frankl ya no le quedaba nada que le diera esperanza, decidió vivir por su esposa.
La imagen de ella en su memoria le posibilitó trascender y hacerse más grande que las fuerzas que lo abatían e invitaban a aceptar la idea de morir en aquel campo de concentración. Un día, mientras Frankl se tambaleaba, empezó a hablar en su mente a la mujer que amaba.
“Le hacía preguntas y ella respondía. Después, ella me preguntaba y yo respondía”.
La unidad viva de ambos continuó. Mientras continuaba la agresión física y verbal de los guardias nazis contra los prisioneros, Frankl se dio cuenta de que algo había perdido su importancia:
“Ni siquiera sabía si ella seguía viva. Solo sabía una cosa (que a estas alturas ya conozco muy bien): el amor va mucho más allá de la existencia física de la persona amada. (…) No sabía si mi esposa estaba viva, ni tenía forma de averiguarlo (durante toda mi vida en el campo de concentración no hubo posibilidad de comunicarse por carta), pero en aquel momento esto dejó de importar. No necesitaba saberlo. Nada podía alterar la fuerza de mi amor, mis pensamientos y la imagen de la persona que amaba. Si entonces hubiera sabido que mi esposa había muerto, creo que, aun así, habría seguido contemplando su imagen y mi conversación mental con ella habría sido igual de vívida y satisfactoria. ‘Ponme como un sello sobre tu corazón, porque fuerte como la muerte es el amor’”. [6]
El Viaje Desde el Dolor Hasta la Victoria
Viktor Frankl fundó la logoterapia después de la guerra y su obra se basó en aceptar la existencia de una tríada trágica en la vida: dolor, remordimiento y muerte. Así, reconocía a su manera la primera noble verdad del budismo: dukkha. Como alternativa al triple sufrimiento que vio en la vida, Frankl recomendaba un “optimismo trágico” y una estrategia triple:
1) Convertir el dolor en victoria y crecimiento interior.
2) Transformar el remordimiento en una oportunidad de mejorar.
3) Ver la transitoriedad de la vida como un incentivo para actuar de manera responsable. [7]
Frankl decía que una receta efectiva para superar las dificultades y trascender la materialidad consiste en vivir por algo que amamos incondicionalmente. En esto coincide con la enseñanza neptuniana superior: el amor universal e incondicional acompañado de autosacrificio.
A diferencia de otras escuelas de pensamiento psicológico, la logoterapia no pierde mucho tiempo con los círculos viciosos de los pensamientos centrados en el yo. Apunta a ir más allá del egocentrismo mediante la autotrascendencia. Uno debería concentrar y organizar su vida en torno a lo que quiere hacer en el futuro y elige como su meta y misión especial.
Así como el optimismo corresponde a las lecciones de Júpiter, el cumplimiento del deber tiene relación con la sabiduría de Saturno. El “optimismo trágico” combina ambos factores y posibilita la trascendencia en la vida diaria. Un sabio dijo una vez: “Cuando se percibe el mundo divino, el resto pierde importancia”.
La manera de evitar ser devorados por la esfinge del misterio de la vida es descifrándolo. Esto puede hacerse al trascender la prisión encantadora de los acontecimientos de corto plazo. Cuando los horizontes personales se expanden, llevamos a cabo actos inmediatos para alcanzar una meta duradera y de largo plazo, y podemos ver la presencia radiante de lo sagrado en nosotros y en todas las formas de vida.
NOTAS:
[1] “The Secret Doctrine”, H. P. Blavatsky, volumen I, p. 102. Ver también “Collected Writings of H. P. Blavatsky”, TPH, EUA, vol. XII, p. 292.
[2] “The Secret Doctrine”, H. P. Blavatsky, vol. II, p. 551.
[3] “Man’s Search for Meaning”, Viktor E. Frankl, Rider Publishing, London-Sidney-Auckland-Johannesburg, 2004, 148 pp., p. 113.
[4] Sobre el inicio de la era de Acuario, véase el artículo “El Movimiento Teosófico, 1875-2075”, de Carlos Cardoso Aveline.
[5] Véase la regla 16 en “Light on the Path”, Theosophy Co., India, 2008, parte I, p. 4.
[6] El verso citado por Frankl pertenece al “Cantar de los Cantares”, 8:6.
[7] “Man’s Search for Meaning”, Viktor E. Frankl, Rider Publishing, London-Sidney-Auckland-Johannesburg, 2004, 148 pp., p. 111.
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“Neptuno, un Misterio Frente a Nosotros” es una traducción del inglés y la tarea ha sido hecha por Alex Rambla Beltrán. Texto original: “Neptune, a Mystery In Front of Us”. El artículo forma parte de la edición de abril de 2023 de “El Teósofo Acuariano”. Su publicación como un ítem independiente ocurrió el 01 de enero de 2024.
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