El Ejemplo de la Vida Anterior de Nicolás Copérnico
 
 
Carlos Cardoso Aveline
 
 
 
N. Copérnico y N. de Cusa
 
 
 
El astrónomo Nicolás Copérnico (1473-1543), conocido como el autor de la teoría según la cual la Tierra gira alrededor del Sol, puede haber sido una reencarnación consciente e inmediata del cardenal Nicolás de Cusa (1401-1463).
 
El cardenal de Cusa anticipó en uno de sus libros algunas de las principales ideas de Copérnico. Los aspectos en común entre las dos vidas fueron abordados por H.P. Blavatsky.
 
La reencarnación consciente y rápida es conocida en el Tíbet como “Tulku”. La tradición oriental se la atribuye a los varios dalái lamas. Sin embargo, antes de analizarla es preciso ver cómo ocurre, de modo general, el proceso entre dos vidas.
 
Según la filosofía esotérica clásica, el ciclo de la reencarnación es, con algunas excepciones, involuntario y demora milenios. Con la muerte del cuerpo, hay una primera transición de corto plazo. Después, el foco de la consciencia permanece durante meses o años en el kama-loka, el “lugar de los deseos”. En verdad, el kama-loka no es un “lugar”, sino un patrón vibratorio. Este patrón es la consecuencia de los aspectos terrestres y materiales de la vida que se terminó.
 
Cuando esta fase de sueño concluye, hay un “período de gestación” o preparación. Ocurre entonces el despertar en el devachán, el “lugar” divino. Hay ahora otro sueño, pero esta vez el alma vive una consciencia dichosa, y tiene lugar un descanso “eterno” durante el cual se produce la realización subjetiva de los ideales altruistas y espirituales que el alma tuvo en su encarnación pasada. En la primera fase del devachán (rupa-devachán), este sueño incluye imágenes o formas. Tales imágenes provienen de la vida anterior, pero su sustancia tiene relación solo con el alma inmortal (atma-buddhi).
 
Esta etapa es seguida por un largo período devachánico caracterizado por el “sueño sin ensueños”, o arupa-devachán. Después, el alma entra finalmente en el proceso de transición que la llevará a encarnar de nuevo. Esto sucederá de acuerdo con las afinidades y los desafíos kármicos acumulados en la vida anterior.
 
Esta es la regla general. Al contrario de lo que dicen las creencias populares acerca de la reencarnación, el período entre una vida y otra dura, en general, de mil a cuatro mil años, lo que justifica la imagen simbólica del catolicismo según la cual “se vive una eternidad en el paraíso”.
 
El estudio de este proceso de la reencarnación – cuya regla general incluye varios grupos de excepciones – es de importancia fundamental para que podamos comprendernos a nosotros mismos y a la vida. Tal enseñanza está publicada en “Las Cartas de los Mahatmas”, y hay una buena cantidad de material al respecto en nuestros sitios web asociados.
 
Sin embargo, ese es el proceso de reencarnación inconsciente. Existe también la reencarnación consciente e inmediata, o casi inmediata, que constituye una de las excepciones a la regla general.
 
Las almas más avanzadas en el camino espiritual experimentan en varios grados la energía del devachán durante la propia vida física, y por eso se liberan – total o parcialmente – de los mecanismos inconscientes de la reencarnación.
 
La fundadora de la filosofía esotérica moderna, Helena P. Blavatsky (HPB) abordó este tema. Ella usaba la palabra “Adepto” en un sentido amplio, que incluye tanto a los discípulos adelantados como a los Adeptos, o Iniciados que se liberaron de la necesidad de reencarnar. Tales Iniciados también son conocidos como Rishis, Buddhas, Mahatmas, Arhats, Raja-Yoguis e Inmortales. En una frase que requiere ser examinada atentamente, HPB afirmó:
 
“De las encarnaciones voluntarias y conscientes de Adeptos hay dos tipos: las encarnaciones de los Nirmanakayas y las encarnaciones efectuadas por chelas (discípulos) en sus probaciones”. [1]
 
Aquí, la palabra “Nirmanakayas” significa Buddhas o Mahatmas. Los “chelas” o discípulos son almas avanzadas que aún no han alcanzado la maestría espiritual. Un poco más adelante, HPB escribe frases que también merecen ser leídas y releídas lentamente:
 
“Todos los hombres tienen un yo interior, un ‘Yo Superior’, y también un Cuerpo Astral. Pero son pocos los que – fuera de los niveles más altos del Adeptado – pueden guiar al cuerpo astral, o a cualquiera de los principios que lo animan, después de que la muerte haya puesto fin a su corta vida terrestre. Y sin embargo, esta orientación, o la transferencia de estos principios del cuerpo muerto a un cuerpo vivo, no solo es posible, sino que también ocurre frecuentemente, según las enseñanzas ocultas y cabalísticas. Naturalmente, los grados de esta capacidad varían mucho. Mencionaré solamente tres de ellos. El más inferior de estos grados permite, a un Adepto que se haya dedicado grandemente en una vida al estudio y al uso de sus poderes, elegir después de la muerte otro cuerpo en el que poder proseguir con sus estudios interrumpidos, aunque, normalmente, él pierde todo recuerdo de su encarnación previa. El grado siguiente le permite, además de eso, transferir la memoria de su vida pasada a su nuevo cuerpo. En el grado más alto, apenas existen limitaciones en el ejercicio de esta capacidad maravillosa”.
 
A continuación, HPB menciona el caso de Copérnico:
 
“Como ejemplo de un Adepto que disponía del primer poder mencionado, algunos cabalistas medievales mencionan a un personaje bien conocido del siglo XV: el cardenal de Cusa. Debido a su maravillosa devoción al estudio esotérico y a la cábala, el karma llevó al sufrido Adepto a buscar una recuperación intelectual y un descanso de la tiranía eclesiástica en el cuerpo de Copérnico. Si no es verdad, al menos tiene mucho sentido. El estudio de las vidas de ambos hombres puede llevar fácilmente a quien crea en tales poderes a aceptar el hecho alegado”. [2]
 
Considerado hasta la fecha uno de los mayores exponentes de la filosofía cristiana, Nicolás de Cusa trabajó estableciendo las bases ocultas del Renacimiento. Su obra más conocida, “La Docta Ignorancia”, publicada en 1440, se basa claramente en la geometría, la matemática y el pitagorismo. En ella, Nicolás de Cusa anticipa las conclusiones astronómicas de Copérnico.
 
El título de “La Docta Ignorancia” es socrático. La obra pretende buscar maneras de volver docta, o sabia, a nuestra ignorancia. La “sabia ignorancia” es la ignorancia socrática. Este es el concepto fundamental de Sócrates, según el cual el sabio es sabio porque sabe que nada sabe, mientras que los ignorantes son ignorantes porque, sin saber nada, piensan que saben mucho. El mismo punto de vista alimenta toda la mística cristiana y reaparece en las obras de San Juan de la Cruz a través de la metáfora de la “noche oscura del alma”.
 
Al discutir el universo en “La Docta Ignorancia”, Nicolás de Cusa contraría los dogmas científicos y religiosos de su época. Anticipa las ideas de Copérnico, de Galileo Galilei y de la ciencia moderna [3] cuando hace, por ejemplo, las siguientes afirmaciones:
 
1) La Tierra no está en el centro del universo (pp. 151-152);
 
2) La Tierra no está inmóvil (pp. 153 y 155);
 
3) La Tierra no es esférica, pese a aproximarse a la esfericidad (p. 155);
 
4) La Tierra efectúa un movimiento circular imperfecto (p. 156);
 
5) El universo no tiene un centro único, sino que su centro está en todas partes (lo cual anticipa la astrofísica de hoy) (p. 155); y
 
6) Hay otros planetas habitados además de nuestra Tierra, pero sus habitantes no son comparables a los nuestros (pp. 158-160).
 
Nicolás Copérnico nació en 1473, una década después de la muerte de Nicolás de Cusa. Copérnico consiguió escapar (por poco) de la persecución criminal del Vaticano, que solo se materializó décadas más tarde, en 1633, contra el sabio Galileo Galilei.
 
NOTAS:
 
[1] Véase el texto de H. P. B. titulado “The Doctrine of Avataras”, incluido en “Collected Writings”, Helena P. Blavatsky, TPH, volumen XIV, pp. 370-385, y especialmente p. 375.
 
[2] “Collected Writings”, Helena P. Blavatsky, TPH, volumen XIV, pp. 377-379.
 
[3] “A Douta Ignorância”, Nicolau de Cusa, EDIPUC-RS, Porto Alegre, Brasil, 2002, 248 pp., capítulos 11 y 12 del “libro segundo” de la obra, pp. 151 a 162. Otro libro de N. de Cusa, en portugués: “A Visão de Deus”, Fundação Calouste Gulbenkian, Lisboa, Portugal, 1998, 242 páginas.
 
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El artículo “Reencarnación Consciente e Inmediata” es una traducción del portugués y ha sido hecha por Alex Rambla Beltrán, con apoyo de nuestro equipo editorial, del cual forma parte el autor. Título original y link: “Reencarnação Consciente e Imediata”. La publicación en español ocurrió el 7 de mayo de 2020.
 
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