La Filosofía Esotérica Busca la
Sabiduría, no la Ilusión, y los Símbolos
no Deben Entenderse Literalmente
 
 
Carlos Cardoso Aveline
 
 
 
Portada del libro “The Fire and Light of Theosophical Literature”.
 
 
 
00000000000000000000000000000000000000000
 
El siguiente texto es una traducción del capítulo
seis del libro “The Fire and Light of Theosophical
Literature”, de Carlos Cardoso Aveline, The
Aquarian Theosophist, Portugal, 255 pp., 2013.
 
00000000000000000000000000000000000000000000000
 
 
 
La luz es una llama fría, y la llama es
fuego, y el fuego produce calor, que genera
agua, el agua de la vida en la gran madre”.
 
(H. P. Blavatsky) [1]
 
 
 
La teosofía ve las palabras como instrumentos sagrados. A menudo, ellas traen consigo fuego y luz y nos ayudan a alcanzar la sabiduría directa. Por tanto, el verdadero significado de las palabras debe ser examinado.
 
El uso desacertado del término “Maya”, por ejemplo, es peligroso. Confunde fácilmente. Y el peligro, si es percibido, es un instructor. Comprendiéndolo, alcanzamos una visión más amplia y mejor de las cosas.
 
La palabra sánscrita “Maya” significa literalmente “Ilusión”, y se aplica al universo y la naturaleza tal como los conocemos en nuestro planeta. El Glosario Teosófico (edición de la Theosophy Company) añade:
 
“En la filosofía hindú, solo lo inmutable y eterno es llamado realidad”.
 
Este axioma, correctamente comprendido, no condena a los seres humanos a una situación desesperada en la que uno podría pensar que “como todo es una ilusión, no debería de haber problema en autoengañarnos a la vez que confundimos a los demás”.
 
Lejos de ello.
 
La ley del karma es eterna e inmutable; por tanto, es real. Y podemos conocer la ley del karma. Podemos estudiarla, sentirla, verla operando en nuestra vida y en la naturaleza que nos rodea. Las tres leyes de Newton son aspectos de la ley del karma. La reencarnación es un aspecto de ella, al igual que la ley de los ciclos, la ley de la simetría, etcétera.
 
Los Adeptos, Iniciados y Mahatmas están sujetos a las mareas y operaciones del karma. Pero ellos comprenden plenamente la ley absoluta de la justicia que gobierna el universo, y cooperan con ella.
 
Dado que no solo sabemos, sino que podemos verificar gradualmente por nosotros mismos que todo está gobernado por la Ley Una, la idea de que el universo y la naturaleza podrían ser una ilusión, en el sentido ordinario de la palabra, es absurda. El universo no es el culpable de que los humanos se engañen a sí mismos. El universo es verdad en movimiento. Y se mueve de acuerdo con la Ley.
 
En la leyenda del Buda, Maya es el nombre de la madre de Gautama. La idea de una madre simboliza el amor desinteresado. La afinidad y el amor mueven la naturaleza y sus habitantes, y el amor es inseparable de la verdad. La naturaleza es ilusoria solo en sus aspectos externos, o a ojos de los individuos que no pueden percibir que la ley del equilibrio y la simetría los gobierna a ellos y sus actos, y a todo lo que está a su alrededor.
 
Supongamos, sin embargo, que dejamos la idea de la Ley enteramente a un lado por un momento, y decimos que “solo el insondable Absoluto es la realidad y todo lo demás es una ilusión”.
 
En este caso, debemos admitir con honestidad que esa idea la hemos adoptado meramente de oídas, porque, en lo que respecta a nuestras capacidades de raciocinio, no estamos cerca del Absoluto.
 
¿Quién ha visitado alguna vez el Absoluto y regresado para decir que “solo el Absoluto es real”? Y ¿qué evidencias tiene tal individuo?
 
La frase poética sobre la “ilusión” puede ser aceptada con base en la tradición. En tal caso, sin embargo, no nos referimos a nada que tenga un sentido literal, desde el punto de vista de nuestro propio aprendizaje. Filosóficamente, decir que “vivimos en una ilusión” debe ser una expresión simbólica, una frase cuyo significado real es que “vivimos en una realidad que se renueva constantemente”. De lo contrario, es peor que inútil y un puro sinsentido.
 
Cada ciclo del espacio-tiempo tiene su propia realidad verificable, o niveles de realidad. El universo no es unilineal. Es septenario, para empezar, y cada uno de sus siete niveles es también septenario, y así sucesivamente. El universo incluye un número infinito de líneas kármicas de evolución septenaria, cada una con sus propias líneas temporales y ciclos. Existen, por tanto, múltiples realidades, todas en un diálogo eterno y estrechamente unidas por la Ley.
 
También es útil examinar la palabra “realidad”. Proviene del latín “res”, que significa “cosa”, de modo que la palabra “república”, por ejemplo, significa “cosa pública”.
 
Así pues, decir que “solo el Absoluto es real” es una contradicción de términos, un sinsentido, si se entiende literalmente, porque significaría que “solo el Absoluto es una cosa”. Es bien sabido que el Absoluto no puede ser una cosa o un objeto. El Absoluto está mucho más allá de cualquier “res”. Trasciende cualquier “realidad” o “estado de cosas”. No se puede especular sobre él. Es una especulación indebida el decir que solo el Absoluto es verdadero y real. La palabra “solo” implica separación, exclusividad, y no puede decirse que el Absoluto esté separado o fuera del universo.
 
Como la verdad y la ley son universales, están en todas partes y podemos aprender a percibirlas por nosotros mismos.
 
Los humanos están rodeados de cosas, objetivas y subjetivas. Están rodeados de realidades. Si dejamos las expresiones poéticas sánscritas de lado, hay algo mejor que decir que nuestra realidad es “una ilusión”.
 
Es más eficiente decir que nuestra realidad es dinámica, que cambia, que es cíclica y, por tanto, impermanente en lo que respecta a sus efectos externos. Sin embargo, es muy real dentro de sus propios espacios-tiempos y ciclos.
 
Cada ser vivo existe y actúa, hasta cierto grado, en su propia “realidad individualizada” o estado de cosas. El mismo ser también comparte grados de realidad, y realidades, con todos los otros seres y órdenes de seres. El mosquito y el ser humano viven en realidades diferentes, en espacios-tiempos diferentes, pero pueden interactuar. En el libro “Transactions of the Blavatsky Lodge” (Theosophy Company) y en “The Secret Doctrine Commentaries” (I.S.I.S. Foundation), H. P. Blavatsky habla sobre la inteligencia de las hormigas. Aunque las hormigas son sumamente inteligentes, su realidad espaciotemporal es muy distinta de la de los humanos. Es inútil para las hormigas decir que nuestro espacio-tiempo humano es una ilusión. Es inútil para los humanos decir que el espacio-tiempo de un hormiguero sea “una ilusión” al mismo tiempo que evitan cuidadosamente pisarlo mientras caminan. El espacio-tiempo de las hormigas no es una ilusión; es diferente del nuestro, y ambos pueden interactuar de varias maneras.
 
Así como hay un número desconocido de hormigas en nuestro planeta, hay también un número desconocido de universos, además de un número desconocido de pralayas y manvántaras en la duración ilimitada.
 
Viviendo en su propia realidad dinámica o estado cambiante de cosas, todos los seres del universo pueden avanzar hacia la teosofía, que podría ser descrita como el conocimiento de los aspectos ilimitados de la vida. Este conocimiento no se obtiene soñando que vivimos “en una ilusión”. El sueño de la ilusión solo nos llevaría a vivir como médiums irresponsables. El avance hacia la teosofía se efectúa dando pasos desde los círculos y ciclos de la realidad conocida hacia círculos y ciclos más amplios y mayores, y comprendiendo gradualmente algo del Espacio Abstracto Ilimitado, que está libre de los ciclos comunes y con el cual nuestro yo superior ha estado en perfecta sintonía y armonía desde hace mucho tiempo.
 
La teosofía puede ser aprendida mediante la percepción correcta y humilde de la Ley Una, y mediante la cooperación con ella en cada aspecto de la vida diaria, tanto como sea posible. Un nombre para designar esta “estrategia” es ética universal. Otro es deber. También puede ser denominada sabiduría o autoconocimiento. No obstante, la cosa en sí está más allá de los nombres. Si somos lo bastante humildes, pacientes y audaces, podemos avanzar hacia su llama viva.
 
NOTA:
 
[1] The Secret Doctrine”, de HPB, volumen I, estancia III, 9.
 
000
 
El artículo “Verdad y ‘Maya’ en la Teosofía” es una traducción del inglés y la tarea ha sido hecha por Alex Rambla Beltrán, desde España. Texto original: “Truth and ‘Maya’ in Theosophy”. La publicación en español ocurrió el 28 de abril de 2023.
 
000
 
Lee más:
 
 
 
 
 
 
000